Al menos 37 presos murieron este 16 de agosto en el marco del motín carcelario que tuvo lugar en una cárcel de Puerto Ayacucho, capital del estado venezolano de Amazonas. Así lo informó el gobernador de esa entidad, Liborio Guarulla. El tumulto se produjo cuando los internos se enfrentaron con un grupo de agentes que intentó restaurar el orden en la prisión.

En entrevista con la agencia de noticias Associated Press, Guarulla explicó que las fuerzas especiales se habían presentado y que durante la noche se oyeron disparos y explosiones dentro del penal. La Fiscalía –dirigida por el oficialista Tarek William Saab desde la controvertida destitución de Luisa Ortega Díaz, disidente del partido de Gobierno– informó que ya está investigando lo ocurrido en Amazonas.

El gobernador habló de una «masacre”. «El cuarenta por ciento de los detenidos en el Centro de Detención Judicial de Amazonas (CEDJA), que eran 105, murió en la toma por fuerzas especiales de la Fuerza Armada”, señaló en su cuenta de Twitter @LiborioGuarulla.

Según medios locales, en los incidentes también resultaron heridos de balas varios agentes de la Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional Bolivariana. Catorce guardias del penal habrían sufrido lesiones también durante el motín.

Venezuela cuenta con unas treinta prisiones en su territorio. Las condiciones de reclusión son infrahumanas en muchas de ellas por el estado de hacinamiento en que viven sus ocupantes. Se estima que el sistema carcelario venezolano tiene capacidad para albergar a 16.000 personas y actualmente acoge a 50.000.

Esta información es avalada por la organización no gubernamental Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP). Tampoco es raro que los penales sean controlados por pandillas criminales que trafican armas y drogas. Este es el motín más sangriento en el país desde el que se cobró 61 vidas en 2013.

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