Las consecuencias psicológicas que puede estar dejando el hambre en los adolescentes, fue el motivo para que estudiantes de psicología de Universidad Católica Andrés Bello, desarrollaran una investigación titulada: “ Así siento el hambre ”. Dicho trabajo fue coordinado por Antonio Martins, quien es psicólogo clínico y profesor de la UCAB.

El interés de realizar » Así siento el hambre « nace de un motivo cualitativo ya que la escuela de psicología de la mencionada universidad mantiene en su pensum una pasantía practica en un centro educativo en la ciudad, donde atienden a adolescentes de diversos sectores populares como Petare, 23 de enero y Catia, siendo el primero el de mayor concurrencia.

En dichas consultas, el equipo detectó que muchos de los problemas psicológicos que atendían no corresponden a los diagnósticos “normalmente” comunes en las entidades, sino que estos estaban aunados con el hambre que se vive en el país, gracias a las dificultades económicas que atraviesa Venezuela.

“Empezamos a escuchar las dificultades que pasan estos jóvenes para que ellos y sus familiares pudan llevar comida a sus hogares” comentó el psicólogo. Partiendo de ese punto, cuestionaron cuales serían las herramientas que ellos como médicos podían aplicar y que tan efectivas podrían resultar ya que es una situación diaria.

Tres grandes variables psicologías arrojaron el estudio:

La principal: Síntomas del estrés postraumático. Martins aseguró que se trata de una situación bastante dolorosa para dejar heridas psíquicas en el individuo, a las que se le suma la ansiedad, teniendo está relación con la inseguridad alimentaria.

Es importante resaltar que la ansiedad tiene muchas maneras de manifestarse como el nerviosismo y agobio constante de no saber si volverán a comer en el día.

Basándose en la premisa de que el hambre no debería ser una preocupación de adolescentes que apenas empiezan a entender la vida, el psicólogo recomienda que es deber de todos desmitificar el miedo, asociando este como un sentimiento o emoción adaptativa que poseemos los seres humanos al enfrentar diferentes situaciones. “No deberia ser que unos de los dilatantes del miedo en estos jóvenes, sea una necesidad básica como el hambre manifestó Martins al mismo tiempo que se pregunta ¿Cuál es la consecuencia que tiene este miedo en los menores, que de ser grave pudiese tener consecuencias a lo largo de su vida? concluyó.

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