Este año escribió un oyente y seguidor de Crimenes Sin Castigo para referir una situación que vienen padeciendo los habitantes de diversas poblaciones en Delta Amacuro.

Según el escucha, cuyo nombre queda bajo reserva por razones de seguridad, en los alrededores de pedernales está operando una banda que se dedica al robo de motores y lanchas. Las víctimas pueden ser atacadas cuando se encuentran en las orillas, pero también pueden ser interceptadas cuando están a la mar.

Esto entra en los supuestos de la piratería marítima. De acuerdo con la fuente, que además es propietaria de una posada en esa región al oriente del país, el grupo está conformado por unas 70 personas, y sus actividades comenzaron a ser del conocimiento público desde marzo del año pasado.

Según la denuncia, esta banda conformada por unas 70 personas ya está afectando incluso el transporte de personas que se hace por vía fluvial en las poblaciones deltanas, y desde allí hacia Trinidad y Tobago, puesto que han exigido una especie de vacuna a los propietarios de las líneas que hacen vida en esa región. El monto sería de unos cinco mil dólares mensuales.

En esos parajes, la autoridad es ejercida esencialmente por la Guardia Nacional, que es la única institución que dispone de los medios adecuados para transportarse por los ríos y caños de Delta Amacuro. Sin embargo, de acuerdo con la denuncia, en los últimos meses las lanchas de la Guardia Nacional se han deteriorado y carecen de mantenimiento.

Según la organización nacional de salvamento, las costas frente a Delta Amacuro y Sucre son las que comportan el mayor riesgo de victimización por piratería. Esta apreciación se ha visto reforzada por reportajes publicados por la prensa de Trinidad y Tobago, así como agencias de noticias, que refieren el incremento de este delito por bandas fuertemente armadas, y aparentemente conformadas por venezolanos.

Estas son situaciones que conviene tener presentes, no solo para la escogencia de los destinos turísticos durante los próximos asuetos de carnaval y semana santa, sino también a los efectos de evaluar los riesgos de las operadoras petroleras en toda esa región.