La acelerada y constante disminución de la capacidad adquisitiva de los venezolanos ha afectado dramáticamente el consumo y la posibilidad de acceder a los alimentos que garanticen una alimentación balanceada y permitan el mantenimiento de la salud en la población.

Uno de los sectores más afectados es la producción de carne, que ha venido cayendo en respuesta de malas políticas sostenidas por dos década y que no podía tener otros resultados que una disminución importante a nivel nacional.

«Hasta el 2002 nos autoabastecíamos de carne. Llegamos a aportar alrededor de un 98% del consumo nacional, para el cual se importaban cortes muy especiales en un 2%, fundamentalmente del estilo de matanza que nosotros no tenemos y destinados al consumo de restaurantes especializados», aseguró Luis Hernández Guanipa, director de Fedenaga y productor agropecuario.

El productor explicó que, a partir de esa fecha, comenzaron a aplicarse acentuadas políticas de intervención o de «recuperación de tierras» por parte del gobierno que no fueron otra cosa que la confiscación de la propiedad privada por parte de los productores, algunos con más de 100 años de trayectoria.

Hernández añadió que las erradas políticas trajeron como consecuencia que la producción venezolana cayera a la mitad, requiriendo acudir a las importaciones para lograr abastecer el consumo de carne a nivel poblacional. Incluso, se llegó a importar más de lo requerido para el consumo, desplazando en algunos casos el consumo nacional; golpe que hizo que desaparecieran progresivamente muchas unidades de producción.

«En el 2012, nosotros estábamos consumiendo 22 kilos per cápita. En el 2014, llegamos a bajar a 12 kilos per cápita y para el primer semestre del 2017, hemos caído a 4 o 5 kilos por personas anuales en consumo de carne. Son cifras muy bajas, eso significa que el venezolano no está consumiendo la suficiente proteína animal vía carne, por lo tanto, esto podría afectar especialmente la formación y el crecimiento de los niños», resaltó el director de Fedenaga.

Como solución a la gran crisis en el sector alimentario, el gobierno anunció el «Plan Conejo«, propuesta que consiste en la creación de criaderos de conejo en los hogares venezolanos. A esta propuesta, Hernández aseguró que: «esto podría traer problemas sanitarios no contrables y eso no va a resolver el problema. La cantidad que se puede producir en la casa, y menos en el balcón de un apartamento».

El productor agropecuario recalcó que no es primera vez que el gobierno sale con estas «aventuras agropecuarias», poniendo como ejemplo los gallineros verticales en casas y apartamentos, los cultivos organopónicos y las rutas de la empanada y el plátano, que no forman parte de una política de incremento ni una solución real para la producción en el país.

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