Venezuela continúa siendo el foco  de discusión y preocupación para la comunidad internacional, que debate sobre el alcance  e impacto del éxodo masivo de los venezolanos en el resto de las naciones de América Latina.  La migración, ha sido calculada por Michel Bachelet, alta comisionada de los derechos humanos de  la Organización de Naciones Unidas, en 2,3 millones de personas

Asimismo, entre las reuniones recientes que han dado pie al análisis de muchos internacionalistas, se sitúa la «reunión de Quito», en la cual participaron 13 países latinoamericanos y llegaron a la conclusión de seguir acogiendo emigrantes dentro de un sentido de «hermandad» y «solidaridad», pero también dentro de la «seguridad» para las sociedades receptoras. También se reunió el Consejo de Seguridad de la ONU, en el cual no se llegó a ninguna resolución porque China, Rusia y Bolivia no asistieron al encuentro.

Otro de los debates , fue el de la decimoquinta asamblea plenaria de ParlAmericas, donde participaron 72 parlamentarios de 26 países, más de la mitad de ellos latinoamericanos.

Sobre este y otros temas de la agenda internacional conversaron Carlos Luna en el programa «Análisis de Entorno», conducido por Víctor Amaya y Betania Pérez; y  también el experto en temas internacionales Carlos Romero, en el programa «Marca País», conducido por María Isabel Párraga,

La comunidad internacional aumenta la presión sobre el gobierno venezolano

El internacionalista y profesor universitario, Carlos Luna reseñó que en estos últimos días se ha observado, «una escalada en la presión de la comunidad internacional, más que todo por el agravamiento de la situación venezolana».

Ante los múltiples encuentros, Luna indicó que Venezuela es la protagonista por sus posturas conforme al socialismo del siglo XXI. Añadió que, “antecedentes como tal no hay, solo hay un principio de prevención, en países donde se están llevando crímenes de lesa humanidad y violación de los DDHH, la comunidad internacional tiene el derecho de prever todas estas situaciones”.

Consideró que este no es un problema que va a solucionar la comunidad internacional, esta misma solo sirve para mostrar fisuras en los gobiernos, «pero si no hay articulación entre las personas del país, no se podrá lograr nada”. Por otra parte, señaló que lo ideal sería que se de la apertura de corredores humanitario, en donde los desplazados tengan acceso a alimentos, medicinas y alivien sus situaciones precarias, pero más allá de esto, «no se hará mucho más”.

A su juicio, «la intención de la constituyente  de derogar la Constitución de 1999 y promulgar una nueva constitución, es hacer que las personas miren para otro lado con respecto a los grandes errores que ellos mismo han cometido”.

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«Esta es una situación en plena involución»

Así califica las decisiones tomadas por el gobierno venezolano, el internacionalista Carlos Romero. Añadió que, «el gobierno de Venezuela no quiere aceptar la situación como está, para llevar a cabo un programa de cooperación, se necesita la participación de Venezuela».

Abordó también, que varios de las representaciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas apuntaron que la situación en Venezuela no constituye una amenaza a la paz y la seguridad internacionales, pero la embajadora norteamericana, Nikki Haley, aprobó sin consenso el programa de trabajo.

Opinó que, «lo más importante de la reunión del Consejo de Seguridad es que hay una deferencia entre la embajadora Nikki Haley de Estados Unidos y lo que afirmaron los otros miembros».

Señaló que las reformas económicas anunciadas por el Ejecutivo hace tres semanas, no han dado resultados y por eso Venezuela sigue en la agenda regional y global. En otro ámbito, expresó que el movimiento migratorio crece cada día más y «pone en duda la capacidad regional». Explicó que se utiliza la palabra diáspora, porque da a entender «que hay una migración forzada de los venezolanos, y tiene elementos internos en cada uno de los países».

Igualmente, consideró elementos como la xenofobia, «que son muy extraños en la idiosincrasia latinoamericana», se están observando en sociedades latinoamericanas, ejemplificó el caso de Panamá con una protesta en contra de los ciudadanos venezolanos y nicaragüenses. Sin embargo, indicó que existe hay un sentimiento de cooperación y ayuda por parte de algunas naciones que contrarresta el rechazo a los originarios de Venezuela.

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