En el Día Mundial de la Hipertensión, un trabajador con la enfermedad que perciba el salario mínimo debe laborar 41 días para costear un blíster de 10 pastillas de tratamiento, si lo consigue, que se cotiza en el mercado en 3.500.000 bolívares.

Hay 8 millones de personas que padecen hipertensión, según un estudio de la Sociedad Venezolana de Medicina Interna en 2017. Sin embargo, en abril se reportó 88% de escasez de antihipertensivos, según la ONG Convite que ha realizado 8 informes en los que consta la visita a 131 farmacias en el país para medir el índice de desabastecimiento de las medicinas esenciales, señaló su presidente Luis Francisco Cabezas.

El losartán potásico, uno de los fármacos más usados para controlar la hipertensión, se consigue en las farmacias pequeñas que importan las medicinas en 2.500.000 bolívares en Caracas y hasta en 3.500.000 bolívares en Maracaibo, estado Zulia, según los reportes de Convite. Estos costos se traducen en que cada pastilla tiene un precio de 350.000 bolívares y, con el nuevo salario mínimo integral de 2.555.500 bolívares, un paciente solo podría costearse 7 días de tratamiento, sin comprar comida un solo día.

“Los pensionados no tiene cómo comprar sus medicinas. He escuchado en las colas de los bancos que los abuelos se toman la pastilla para la tensión un día sí y otro no, o toman solo la mitad de la pastilla”, denunció Cabezas.

El ex presidente de la Sociedad Venezolana de Medicina Interna, José Antonio Parejo, manifestó preocupación porque dada la escasez de los fármacos, en Venezuela se comenzó a vender el tratamiento para controlar la tensión en blíster, sin las cajas que deben tener el rotulado con las indicaciones del tratamiento y los efectos adversos, a las que el paciente debe acceder al comprar un medicamento. “Aún así, vender un blíster no es tan malo aunque no es lo ideal”, especifica Parejo.

Costos de la crisis. El Ministerio para la Salud tiene suspendida la difusión de los boletines epidemiológicos desde diciembre del año 2016. No se sabe aún cuántas víctimas han dejado la crisis y la escasez de medicamentos en el país, pero el especialista en Medicina Interna alerta que en 10 años habrá aumentado la cantidad de individuos con hipertensión y las personas con discapacidades asociadas a esta enfermedad no controlada.

“Hay un alto grado de malnutrición y pacientes con tendencia a la desnutrición porque el componente de grasa y proteína está alterado. Se le suma que no hay un acceso a medicamentos de calidad y eso es grave. En los próximos 10 años se verá un aumento de morbimortalidad”, pronosticó Parejo.

“Esto es algo progresivo. No todos se mueren, pero sí quedan incapacitados. Gente laboralmente activa puede llegar a ser una carga para el Estado. La hipertensión es silenciosa y genera daños en órganos como el corazón, los riñones y el cerebro”, dijo el especialista.

 

Créditos: El Nacional

 

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