Una enfermera del Hospital Pérez Carreño murió y otras tres mujeres mayores de 50 años resultaron lesionadas ante el ataque armado de los colectivos en Catia, mientras ejercían su derecho durante la Consulta Popular convocada por la Mesa de la Unidad Democrática.

Un testigo lo contó todo. La caravana chavista que pasó por la avenida Sucre, en Catia, y que se detuvo frente a la iglesia El Carmen; los gritos de los opositores que esperaban por votar en la consulta popular justo a las afueras de la parroquia; la llegada de alrededor de 100 paramilitares a pie y a bordo de motos al punto soberano; las detonaciones que asustaron a algunos; los disparos al aire que hicieron que todos corrieran y que mataron a Xiomara Soledad Scott, de 60 años, e hirieron a otras tres mujeres que esperaban por participar en la jornada.

No era la primera vez que los colectivos amedrentaban a los votantes. Cerca de las 8:00 am, tres hombres –que fueron identificados como miembros del colectivo “Vencedores en Cristo”, que opera en el barrio Ruperto Lugo– habían ido hasta las mesas de votación para robarse varias planillas y cuadernos. “Ellos vinieron temprano, pero los corrimos”, afirmó un elector en cola una hora después de lo sucedido. En aquella visita habían amenazado con volver. Y volvieron armados.

Al mediodía, funcionarios de la Policía Nacional, con uniforme de camuflaje, habían rodeado el punto soberano ubicado frente a la iglesia, mientras que los motorizados habían empezado a provocar a los electores al pasar varias veces por la avenida. Cada vez que lo hacían, los gritos de “asesinos” se escuchaban entre la multitud que superaba las 500 personas. A las 2:00 pm, detonaron algunos explosivos. Poco después, sonaron los disparos. “Los tiros fueron a quemarropa”, aseguró una mujer que auxilió a una de las lesionadas y que vio cómo agonizaba Scott en el pavimento. A pesar de que el Ministerio Público indicó que la víctima murió en el Hospital Periférico del Oeste (Periférico de Catia), la testigo señaló que ya no tenía signos vitales cuando empezaron a trasladar a las heridas.

“Ella estaba blanqueando los ojos y eso era un sangrero y nadie venía, ni siquiera la policía la auxiliaba y estaban ahí cerquita”, relató la mujer al recordar los últimos minutos de Scott, quien era enfermera del Hospital Doctor Miguel Pérez Carreño, ubicado en La Yaguara. Ninguna de las cuatro mujeres que sufrieron el ataque de los paramilitares del chavismo pudo huir ante la arremetida. Todas eran mayores de 50 años. Mary Carolina Bordones, una docente que fue herida en la pierna, tiene esa edad. Flor Sánchez Palacios, también lesionada en la pierna, tiene 59 años. Nerys Teresa Alcalá Rodríguez, ama de casa que recibió un disparo en el tórax tiene 61 años, la misma edad de Scott.

En medio del caos, el punto soberano desapareció. Todos corrieron a resguardarse. Muchos de los asistentes se metieron en la iglesia y de allí no pudieron salir hasta las 4:00 pm, porque, aunque la Policía Nacional, que nunca los protegió del ataque, seguía afuera, también lo hacían los paramilitares y varios chavistas que se habían trasladado desde el Parque del Oeste, casi al lado, donde se desarrollaba un simulacro de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente. Estaban rodeados. El cardenal Jorge Urosa Savino tuvo que acudir para que los electores, convertidos en rehenes, pudieran ser liberados. Eran tantos que necesitaron al menos cuatro autobuses para sacarlos.