“Nuestro progreso como nación no puede ser más rápido que nuestro progreso en la educación. La mente humana es nuestro recurso fundamental”.

John F. Kennedy

La educación es el principal elemento para que haya crecimiento económico y por consecuencia progreso y bienestar en Venezuela, seguir utilizando a la educación como mecanismo de aprendizaje de los “valores de utopías fracasadas” y si los ciudadanos no nos concienticemos en ello, será muy difícil dejar atrás nuestra triste realidad de país tercermundista.

Una sociedad bien educada es innovadora, creativa, hace que a diario agregue valor a todo lo que emprende, facilitando el crecimiento económico.

La educación, no solo prepara mejor a las personas para que trabajen con eficiencia, permite a la sociedad ser más responsable de su destino, y no deja que sea adormecida por la ignorancia y la creencia de que será difícil realizar las cosas de una forma diferente a como siempre se ha hecho, haciéndola presa fácil del populismo.

Una sociedad educada es la base de una democracia y de un sistema político adecuado para generar confianza y crecimiento.

Cuando el individuo es educado de una forma libre y con calidad, es un ciudadano más autónomo del estado, por cuanto es productivo, crea independencia económica y se defiende por sí solo.

Por consecuencia la sociedad, no espera vivir del gobierno, sino que cree en sus propias capacidades para progresar, y de hecho lo consigue.

El problema de una sociedad en la que sus individuos no reciben educación o si la reciben es de mala calidad, es que no identifica las oportunidades de crecimiento, siendo presa fácil del populismo; solo espera recibir del estado las dádivas que este le lanza, por lo que este termina siendo el amo y señor de una sociedad improductiva. No se defiende por sí misma, se limita a esperar a que lo hagan por ella en lugar de tomar la iniciativa y generar valor, producir, innovar.

El cambio de mentalidad en la gente se comenzará a sentir en la medida en que la educación esté dirigida a crear conciencia progresista, y el país termine generando una masa crítica del bienestar.

En los países más desarrollados los mejores imparten educación, los mejores formados para ese fin, los mejores pagados y los más respetados por la sociedad.

Cuando entendamos que un maestro y un profesor son más importantes que un militar o de un alto burócrata de gobierno entonces estaremos en el camino del progreso y del bienestar del país.

El mundo real es bien diferente al de los sueños utópicos del socialismo. La economía global requiere de profesionales de cualquier nivel, formados para la vida empresarial, conocedores de productividad, tics, logística, comercio internacional, electrónica, procesos industriales, mercadeo, servicios y productos financieros y en otras áreas que les permitan a las empresas avanzar en este mundo globalizado, de alto nivel de competencia basada en tecnología dura y orientación al mercado.

El periodista y escritor Andrés Oppenheimer en su libro Crecer o Morir en su entrevista a Vivek Wadhwa, vicepresidente de innovación e investigación de la Singularity University y un gurú de la innovación, relata lo siguiente: Cuando le pregunté cuál es el secreto de Silicon Valley, me dio una respuesta de tres palabras que resultó muy diferente a la que me esperaba. “Es la gente” —respondió—. “El secreto de Silicon Valley no tiene nada que ver con el gobierno, ni con los incentivos económicos, ni con los parques tecnológicos, ni con los parques científicos, ni con nada de eso, que es una perdedera de dinero que no sirve para nada. El secreto es el tipo de gente que se concentra aquí.”