Si alguna lección es difícil de asimilar es la de la carrera contra la vorágine de la crecida de los precios y sus efectos en las personas, en las empresas, en el consumo y particularmente en la cultura de las organizaciones.

Hay momentos de la vida para los cuales no estamos preparados, especialmente las sorpresas y el dolor en el largo plazo. La ventaja de la sorpresa es que luego de entendida e internalizada el cuerpo no se vuelve a sorprender por lo mismo. En el segundo caso el dolor prolongado es una condición en la cual se aprende a vivir pero en la que no se tiene certeza de cuándo será el límite de aguante del organismo. En nuestro caso ya tenemos más de tres años de una inflación aniquiladora que corroe ahorro, voluntad y sobre todo la capacidad de aguante. Efectivamente las clases medias y bajas han sido arrasadas literalmente por la continua erosión de la capacidad de compra y en consecuencia de la caída de los estándares de vida que la población llego a tener, eso como consecuencia de los programas de subsidio, dólar sobrevaluado y un férreo control de precios que el gobierno nacional mantuvo como modo de control político durante más de una década.

Mirar atrás y tratar de explicar el fenómeno luce innecesario en este instante. Las causas son múltiples y todas tienen un origen común, un modelo de gestión basado en la muy ingenua idea de la distribución al infinito, obviando lo obvio en materia de economía. Esas cosas evidentes parecen no estar en el plano de acción de la revolución venezolana.

Del lado de las empresas, los gerentes están sin control alguno de la situación y de las políticas públicas por lo tanto es necesario procurar tener algunos elementos de gestión en medio de la crisis que tanto tiempo lleva y cuyo horizonte de finalización no está claro. Hay que procurar mantener algún tipo de vigilancia sobre las empresas, en consecuencia gerentes y accionistas deben ser capaces de tomar algunas decisiones que le permitan llevar el barco en medio de tiempos inciertos y difíciles. A continuación algunas ideas que pueden ayudar:

Planifique para el corto, muy corto plazo

Dada las condiciones de incertidumbre establezca horizontes de meses o trimestres. Defina pocos indicadores de control que le permitan saber cómo va el negocio. Desarrolle nuevos productos, pruébelos y manténgalos si el mercado los recibe bien. Mucho ensayo y error se requiere para ello y una cultura que lo permita y tolere. No se asuste porque acá la velocidad de respuesta es su clave. 

Proteja los activos y el flujo del dinero

Evite dar crédito, pida crédito, dolarice, proyecte los precios a costo de reposición y prepárese para hacer más pequeña la operación.  Es una consecuencia directa de una acción que va a excluir buena parte de su clientela, particularmente si su portafolio de productos incluye gran cantidad de elementos de consumo masivo. En consecuencia busque sus nichos de negocio y compruebe la sensibilidad a los precios en ese segmento.

Haga a su organización tan ágil (y pequeña) como se pueda

Evidentemente que como consecuencia del punto anterior hay que disminuir la empresa, no desaparecerla. La tecnología está hecha para mantener presencia entre clientes y consumidores. Procure comunicar, decir, hablar de su presencia. La crisis, como todas las crisis, amaina. Sea comprensivo con sus clientes, ellos al igual que usted, están en crisis. Ofrezca soluciones intermedias y cuando no pueda hacerlos sea honesto con ellos.

En la reducción de operaciones procure salir bien de los que se van y estar muy bien a los que se quedan. No olvidé que junto al capital financiero está el conocimiento que hace a su empresa funcionar. No es fácil desprenderse de las personas pero en esta crisis hay que tomar decisiones duras que guíen durante un tiempo hasta que cambien las condiciones y sea nuevamente propicio hacer negocios. Reduzca territorios pero no los abandone, recuerde que la tecnología permite nuevas formas de ubicación y localización.

Invierta en tecnología, piense en mercados internacionales

El mercado venezolano muestra una seria tendencia a permanecer en esta condición durante algún tiempo más. Una economía deprimida e hiperinflacionaria que no cuenta con mecanismos propios para levantarse e ir a mejores condiciones requiere de muchos esfuerzos. Identifique aquellas áreas de conocimiento que su empresa puede vender como conocimiento o servicio fuera del país. La venta de intangibles es tan importante hoy como la de los bienes manufacturados, incluso llega a superarlos. Piense fuera de la caja, invierta en desarrollos tecnológicos que pueda vender, en consultoría a distancia. Muchos pueblos se lanzaron al mar cuando sus propias fronteras le eran chicas.

Comunique a la organización, a sus clientes y a sus proveedores

Hable con todas sus audiencias tanto como pueda. No escatime oportunidades. Evite tonos lastimeros o culpabilizar a otros.  Cada éxito, o no, debe ser entendido por todos los involucrados. Comunique acerca de la marcha del negocio en períodos más cortos. No permita grandes desviaciones en los planes, dada su corta duración. Alerte a tiempo, ajuste sus sistemas de inteligencia de negocios, procure que sean sensibles a cambios en el entorno próximo.

Haga que sus líderes estén disponibles, de verdad

Una organización más pequeña requiere reinventar incluso las formas de hacer de los líderes que la componen. En la Venezuela del año 2018 hay que usar, más que nunca, la empatía y la inteligencia de negocios combinadas con la inteligencia emocional. Si su empresa, negocio o emprendimiento es más pequeño se va a requerir  estar cerca de sus trabajadores. No va a poder ayudarles en la medida de las necesidades de estos pero si va a poder hacerlo en términos de lo que es prioritario. Los líderes acompañan y exigen a la vez. En la segunda guerra mundial Winston Churchill movilizó a su país en medio de la guerra, no prometió más que sangre, sudor y lágrimas.

La depresión que comenzó en el año 29 del siglo pasado en los Estados Unidos de América duró muchos años. La guerra de la independencia venezolana tomó un largo proceso. La situación del país es compleja por muchas razones, algunas son políticas y otras culturales. Una buena parte del país, casi tres cuartos de él quiere cambios. Para lograrlos se requiere hoy de mucho liderazgo y especialmente de ideas de gerencia pública clara. No es solo política, se requiere de hombres y mujeres de acción para el cambio. Mientras ese momento llega haga lo mejor que pueda por su negocio y la gente que lo compone.