Muchos amantes del ají en Caracas se han arriesgado a probar diferentes sabores y texturas para realizar picantes, para ofrecer variedad a quienes buscan diversidad y sabor en el picor. Una sensación común de los especialistas en picantes es que en Venezuela esto puede llegar a ser más que un complemento de algo.

Juan Montemayor arquitecto y fundador del proyecto “Ajiceros Montemayor” ,  expresa “supe por mi abuelo sudando con el picante que allí había una magia”. Este arquitecto en ejercicio decidió un día llevar su pasión por los ajíes a un nivel mayor, sin dejar de lado sus obligación comunes, pero lo que inicio como un pasatiempo termino convirtiéndolo en uno de los maestros ajiceros más conocidos de Caracas.

Todo comenzó al ver un vacío sobre la mesa. “Me llamaba la atención que aquí, cuando pides picante, te suelen traer solo Tabasco”. Ahora comparte sus hallazgos. “He entendido que la gente está deseosa de descubrir nuevas sensaciones del paladar. Cuando pruebas picante, hay liberación de endorfinas. Y allí entiendo la cara de mi abuelo”.

En esa carrera por la intensidad, Montemayor tiene su anecdotario que aportar. “El que come ají es poco humilde. Y aunque sude al probarlo, dice ‘eso no pica”. Para esa clientela especial ha creado ediciones limitadas, de 60 frascos, con nombres que delatan su intensidad como Cicuta. “Es una locura. Siempre se acaban”. De paso, por esas hermandades del ají, descubrió un doctor que cultiva ajíes que se encumbran como los más picantes en la escala planetaria. De esa alianza de fuego, seguramente surgirán nuevas versiones.

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Por otra parte Clive Britcher creador de “Masala” y quien mantiene una debilidad por la cocina de la India lo llevó al gustoso camino que desde entonces transita. En una comenzó a ensayar hasta 60 recetas de chutneys y picantes con un norte. “Siempre quise que fuera netamente venezolano, con ingredientes que consiga acá”. Así, en sus chutneys, esos sabores de la India comenzaron el matrimonio con frutas como el mango o la piña. “Soy fanático del picante. En el mercado, muerdo los ajíes para probarlos. Cuando empiezas en esto, es como subir al Ávila. Luego de que pasas Sabas Nieves, quieres subir más”, cuenta.

Una vez que empecé a hacerlos busqué cosas diferentes. Que no supieran a tomate y vinagre. Busqué hacerlos más intensos”. Y fue así como su primer picante tuvo un bautismo que habla por él: el C4. “Es con jalapeños rojos y aceite que intensifica el picor”.

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Paula Martínez creadora del proyecto “Spicy Pau”  viaja por el país buscando buenos sabores que envasa bajo su marca y una presencia. “Hay muchas cosas en las regiones que no se consiguen en la capital. Y que quizá le faltaba la presencia de una marca y un diseño”.

Entre sus propuestas tiene varios picantes, que si bien no elaboran ellos, sí los envasan, los presentan en su línea y en una tarjetica ofrecen también las señas de quienes lo elaboran.

De Mérida, lugar que la maravilla por todo lo que se consigue, ofrecen tres tipos de ajiceros. Uno más encarnado y picante, otro termino medio y un agridulce. De Puerto Ordaz se traen y ofrecen un Catara. Y amplían la línea a cosas ajenas a los picantes como las mermeladas de frutas. Ya se precian de estar en 17 puntos de venta.

Así lo manifestaron los tres ajiceros y trabajadores en el área de los picantes en el programa especial de “Entre Sabores” con Ligia Velasquez dedicado a las bondades que ofrecen los ajíes venezolanos .

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