Si el liberalismo en Venezuela no ha tenido el arraigo como se ha observado en los países más avanzados del mundo, es  porque el Estado logra manejar una formidable masa de dinero gracias a un rentísmo petrolero que le permite ser y actuar autónomo e independiente de la sociedad, así aseguró el profesor, politólogo, doctor en filosofía y jefe de Departamento de Estudios Políticos en Universidad Metropolitana, Oscar Vallés.

«En una sociedad donde el Estado y la cosa pública depende de lo que produzcan y de la riqueza del ciudadano, se tiene un gran estímulo para que la ciudadanía se preocupe muchísimo sobre sus finanzas, sus ahorros, cómo se gasta y se invierte el dinero público», aseguró el profesor.

El politólogo indicó que el Estado bajo la estructura del rentísmo se encuentra interesado en hacer que la población dependan de la administración pública, por lo tanto busca la manera de clientelizar la vida privada al servicio de las comprendas y las luchas por el destino y control del estado. Lo que causaría que las personas tengan poco interés en darse cuenta que, en su relación con lo público, todo aquello que implique la defensa de su propia economía pierde sentido frente a un Estado que lo da y lo controla todo, cosa que retrasa el liberalismo del pais.

También, explicó que en Venezuela, el sistema educativo está diseñado especialmente para entronizar en la población una especie de republicanismo cívico, que este a su vez hace fuerza y fe en considerar que la libertad como premisa fundamental está mediada por el servicio publico y la copertenencia al Estado.

Asimismo, mencionó que pareciera que en Venezuela ser un hombre libre es aquel que dedica su tiempo al Estado. Es decir, entre más se preocupe o esté al servicio de lo público, está haciendo un mayor esfuerzo por preservar la libertad, no individual, sino del Estado. «Pareciera que la educación está diseñada para enaltecer los valores de la patria, de la República y no los valores del sujeto, del individuo y la felicidad privada», expresó.

Vallés añadió que esta dinámica trae un gran problema de fondo para el país. En primer lugar, el abuso de la renta petrolera y, a partir de ahí, la dominación política. Por otra parte, la transmisión de valores y de principios que se realiza a través de la educación, fomentando el enaltecimiento de un Estado paternalista.

«Pocos espacios quedan en la sociedad donde se valore la iniciativa privada, la libre empresa, el cultivo por el ahorro, el aplauso por el mérito», señaló el politólogo.

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