Los fondos o cajas chicas en moneda extranjera se han convertido en una alternativa cada vez más frecuente dentro de ciertos condominios, para afrontar las dificultades que implica la administración de trabajos o el pago de servicios de altos costos, en un ambiente de hiperinflación.

La existencia de estos fondos comenzó a verse en los condominios de ciertas urbanizaciones del país, que eran tenidos como zonas de clase alta. Pero, con el avance de la inflación, se han convertido en algo cada vez más frecuente.

En el entorno venezolano, la administración de este dinero comporta numerosos problemas. Desde el punto de vista de la seguridad, estos problemas tienen que ver esencialmente con el manejo del dinero a lo interno del condominio, por una parte, y por la otra, con las informaciones que se emiten al exterior de este condominio en torno a la existencia de tales fondos.

Vamos por partes. En cuanto al manejo interno del condominio, como las administradoras generalmente no ofrecen servicios de cambio de moneda, las divisas recolectadas entre los copropietarios quedan en poder de una persona designada por la junta, y que generalmente es uno de los propios vecinos. Esta persona se hace entonces depositaria de la confianza del colectivo, pero también del escrutinio en torno al destino que tengan tales recursos. Se impone, por ende, la mayor transparencia y rendición de cuentas sobre este particular. Se debe recordar que la discrecionalidad es un factor fundamental en el incremento de la corrupción pública, y también es un elemento vital para explicar las apropiaciones indebidas de fondos o bienes.

Hacia lo externo, los riesgos de seguridad como consecuencia del manejo de estos fondos también están a la vuelta de la esquina. Una primera recomendación es que la junta evite a todo trance llegar a acuerdos laborales que impliquen el pago directo en moneda extranjera, puesto que eso constituirá un reconocimiento tácito sobre el atesoramiento de esta moneda por parte de la junta.

Es claro que actualmente los servicios que se proveen a las juntas de condominio están siendo cotizados en dólares. Pero las juntas deben exigir y transar en la moneda nacional. Esto implica que los pagos se harán en bolívares, a pesar del patrón que se escoja para hacer la cotización. En dos platos: para los proveedores externos de bienes y servicios, las juntas de condominio nunca manejarán directamente sus fondos en moneda extranjera sino nacional.

Esto tiene aspectos positivos en cuanto al resguardo de la seguridad, pero también otros negativos, en cuanto a la capacidad de afrontar de manera diligente los desafíos que implica el mantenimiento de un inmueble residencial en un contexto de hiperinflación. Sin embargo, en este caso, la seguridad debe ser colocada como un aspecto prioritario. Así que, si se decide manejar un fondo en dólares, eso debe quedar como el secreto mejor guardado del condominio.

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