Lamentablemente los últimos años los hemos cerrado uno peor que el anterior. Poco a poco hemos visto como se destruye la capacidad productiva de nuestro país, su economía, la confianza en invertir, y con ello, la certeza de alcanzar un mañana de libertades y desarrollo.

Aunque el futuro se muestre desalentador, tenemos la convicción que solo con la toma de decisiones correctas, podemos iniciar la construcción de una Venezuela de progreso y bienestar.

Para lograr retomar la senda que nos garantice el desarrollo sostenible, se requiere con urgencia un cambio de modelo político y económico. Un modelo económico que nos garantice revertir los peores índices económicos de toda nuestra historia contemporánea.

Venezuela entró en recesión en el primer trimestre de 2014, cuando el precio del crudo seguía cerca de US$ 100 por barril. Solo este año (2017) la economía va a decaer en un 12.5%, acumulando una caída desde el 2013 de más de 35%. El bolívar ha perdido el 99,5% de su valor, desde el 2008, cuando se decretó el bolívar fuerte. Tenemos el peor desempeño macroeconómico de América Latina y el mundo.

La economía vive una larga y profunda recesión, y lo más preocupantes es que el Gobierno se mantiene sin tomar los correctivos necesarios, muy por el contrario, profundiza el mismo modelo causante de la destrucción del país, no solo en la parte económica, sino también en el aspecto social, institucional y político, donde el Gobierno se confunde con el Estado y el Estado con el partido.

El Gobierno nacional continúa entrampado en una agenda política, dejando a un lado las verdaderas decisiones económicas. Tenemos la responsabilidad de frenar el deterioro de nuestra economía. Es momento de empezar a construir oportunidades para los venezolanos de hoy y los del futuro.

Debemos dejar de ser ciudadanos que dependamos de las dádivas de un Gobierno; debemos convertirnos en hombres y mujeres productivos, capaces de forjarnos un destino de progreso y el Estado debe velar por darnos igualdad de oportunidades. Debemos dignificar el TRABAJO como concepto, dejando a un lado las tendencias ideológicas.

Fedecámaras apuesta a la vía democrática, como la única forma de lograr un cambio en el modelo político y económico de Venezuela.

Tenemos la obligación histórica de promover la tolerancia, el entendimiento, la aceptación y el reconocimiento entre iguales, y sentar las bases para un verdadero diálogo. Tenemos por delante la construcción de una nueva Venezuela.

Urge recuperar la confianza en nuestra economía, en las instituciones del Estado, en nuestro sistema electoral, en los líderes políticos, y hasta en nosotros mismos.

En Fedecámaras seguiremos creyendo en el consenso. Por eso siempre hemos exhortado a restaurar el diálogo social perdido.

Reiteramos nuestra disposición y compromiso a seguir trabajando por Venezuela. Somos parte de la solución, no del problema. Defendemos el esfuerzo y el valor del trabajo.

Solo una política de concertación y consenso, garantizará una sólida institucionalidad democrática.
En esta época decembrina y a pesar de las dificultades, es propicia la ocasión para promover el encuentro con la familia y amigos. Rescatemos la verdadera esencia de la Navidad y estimulemos la unión y la solidaridad. Promovamos la reconciliación entre todos los venezolanos.