Con problemas en su operatividad y capacidad de exportación, Petróleos de Venezuela (Pdvsa) es actualmente una industria incapaz de cumplir con sus convenios internacionales y compromisos de deuda externa, lo cual -a juicio de la economista Tamara Herrera- sumerge al Estado venezolano en un default por falta de ingresos en divisas.

La producción petrolera del país se encuentra en un franco descenso desde el 2013, cuando se pasó de un promedio de 2.786.000 barriles diarios a solo 1.392.000 b/d en mayo de 2018, según cifras reportadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep).

La consecuencia de ello se percibe en los cada vez más mermados ingresos en divisas del país, según Herrera, lo que ha limitado el margen de acción del Gobierno de Nicolás Maduro para poder pagar la deuda externa y mantener las importaciones de materia prima, alimentos y medicinas.

Si se incluyen los compromisos soberanos (bonos), los de Pdvsa y los comerciales, la deuda externa total de Venezuela se ubica en 154.273 millones de dólares, de acuerdo con los cálculos de la firma Síntesis Financiera, dirigida por Herrera.

Pero existe otra complejidad: es posible que la producción petrolera, que genera al menos el 95% de las divisas que ingresan al país, siga cayendo. “Es muy posible que el nivel final de la producción petrolera pueda incluso terminar por debajo del millón de barriles“, advirtió la economista en el foro “La Hiperinflación en Venezuela: ¿Cómo derrotarla?” organizado por la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional.

Mientras caen las exportaciones, aumentan las importaciones

La capacidad técnica de Pdvsa también se ha deteriorado en los últimos años, insiste Herrera, y asegura que por ello la industria debe incrementar las importaciones de diluyentes y de petróleo liviano para poder procesarlo en las refinerías venezolanas, que actualmente trabajan al 30% de su capacidad total.

Para este año, el Gobierno debe cancelar 9.600 millones de dólares en concepto de deuda, y unos $6.500 millones corresponden al servicio contraído con China, que recientemente eliminó el período de gracia dado a la administración de Maduro, lo cual compromete parte de la producción petrolera en envíos al país asiático, según el informe de Síntesis Financiera.

Sin divisas y bajo sanciones internacionales

El escalamiento de la presión internacional también ha hecho efecto en las finanzas del país. Con poca liquidez, y parte de ella destinada a cumplir con los compromisos externos, el Gobierno nacional no ha podido adquirir financiamiento a través de los organismos internacionales.

A ello se suma que la mayoría de los países del continente desconocieron el proceso comicial del pasado 20 de mayo, en el que Maduro resultó reelectocomo Presidente.

Ante la carencia de divisas, el Gobierno se ha financiado a través de la creación de bolívares desde el Banco Central de Venezuela (BCV) que, de acuerdo con las cifras semanales del ente, ubicó la liquidez monetaria del país en Bs. 1.258.229.144.511.000 (billardos).

El aumento de la liquidez monetaria nacional, sumado a la escasez de bienes y servicios, se convierte en gasolina para la hiperinflación pues, explica Herrera, más bolívares comienzan a perseguir menor cantidad de productos.

“Atrapados”

Para la economista, el Gobierno “está atrapado” en su propia dinámica fiscal. “No muestran ninguna intención de cambiar y sus políticas solo aceleran más la gravedad de la hiperinflación“, dijo.

Si rectifica las políticas, el Ejecutivo estaría aceptando su fracaso, asegura Herrera, y todo ello mientras las condiciones se agravan en el sector externo (pocos activos + debacle petrolera + default + sanciones) y en el interno (escasez + desabastecimiento).

 

Créditos: Efecto Cocuyo

 

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