El dron más pequeño del mundo es una libélula

La tecnología tiende a la miniaturización en muchos campos y el de los drones es uno de ellos. Unos ingenieros estadounidenses del Charles Stark Draper Laboratory con ayuda del Howard Hughes Medial Institute, han conseguido colocar una cámara minúscula sobre una libélula, creando así el dron más pequeño del mundo.

La tecnología que convierte a las libélulas en cíborgs de facto es un juego de palabras entre dragonfly y eye, que significan libélula y ojo en inglés, “DragonflEye”.

Se dice que es el dron más pequeño del mundo porque han adherido una cámara miniaturizada a una libélula, de esta manera, mientras el insecto vuela, se puede capturar vídeo desde un soporte tan pequeño que podría soltarse en prácticamente cualquier parte sin despertar demasiadas sospechas, sin necesidad de cargar baterías y sin hacer ruido al volar.

En un futuro, el objetivo de sus creadores es que se les pueda equipar con sensores y otras tecnologías para obtener datos en lugar donde un dron no puede entrar y que no son seguros para un ser humano. Dado que llevan unas placas solares minúsculas para potenciar su equipo, no sería necesario equiparlas con una batería, lo que haría más aparatoso su movimiento.