Los sistemas de alarma comunitarios fueron aplicados por primera vez en el país durante los años noventa del siglo pasado, en una comunidad del estado Carabobo, conocida como ciudad alianza.

Desde entonces, otros sectores del país lo han aplicado de forma esporádica y con diverso grado de éxito. el principio es que determinados vecinos o residentes sean provistos de pitos o dispositivos capaces de hacer ruidos de alto decibel con dos finalidades: alertar al resto de la comunidad y espantar a los delincuentes, advertidos como están sobre la vigilancia a sus acciones.

El pasado fin de semana, quien les habla pudo ver este sistema en ejecución. Dos hombres que supuestamente hurtaban partes de un vehículo fueron divisados por los integrantes de este sistema en una calle del marqués, Municipio Sucre. de inmediato, comenzaron a sonar los pitos, y casi como por efecto de magia los sujetos salieron corriendo sin cumplir con su objetivo.

Estos sistemas, sin embargo, no son infalibles. Uno de los problemas fundamentales tiene que ver con las alarmas originadas en lo que se llama falsos positivos. Esto es, conductas o situaciones que están ocurriendo, pero que son mal percibidas o leídas por los encargados de emitir la alarma. Por ejemplo, una persona que es vista manipulando el interior de un vehículo, y se cree que intenta hurtarlo, cuando en realidad lo está reparando.

Además de los falsos positivos, estos sistemas de alarma deben transmitir a los delincuentes la noción de que las cosas no se quedarán solamente en el escándalo, sino que ese ruido traerá reacciones inmediatas por parte de los cuerpos de seguridad, o eventualmente de la propia comunidad.

Si el delincuente percibe que luego de los pitos no ocurre nada, el sistema perderá su efecto.

Todo esto nos remite a la necesidad de fijar con antelación protocolos de activación del sistema, con operadores específicos y designados por la comunidad, que reciban el entrenamiento adecuado. Esto exige un nivel de organización y preocupación por los asuntos de seguridad que a menudo no se ve en el país. sin embargo, nunca es tarde para tomar las riendas de la situación