¿La tecnología te quitará el trabajo?

A medida que la tecnología avanza y la cantidad de datos continúa creciendo, la era de la inteligencia artificial y la automatización de el trabajo se acerca cada vez más. El aumento de la productividad a través de la transformación digital debería ser un motor para el crecimiento económico. Pero cualquiera que alguna vez haya visto Terminator puede imaginar fácilmente el momento en el que las máquinas olviden quién trabaja para quién.

En las economías que tienen más que ganar, los seres humanos en el lugar de trabajo podrían tener más que perder. Es por eso que se necesita una visión reflexiva y compasiva para asegurar que los trabajadores del mañana tengan las habilidades para competir en el mundo digital. Ser capaces de crear una economía de innovación amigable para el hombre es el desafío y la oportunidad que tenemos hoy.

Abordar este desafío significa tener que identificar sus diversas causas. Hacerlo es difícil, ya que cualquier economía de innovación incluirá mucha información que aún no existe. Pero el análisis del pasado y del presente muestra que la tecnología ha tenido dos impactos en nuestro trabajo: mejorar y reemplazar. Una economía de innovación amigable con el hombre deberá abordar ambas dinámicas.

Comenzando por el último, la tecnología ha reemplazado al trabajo humano desde que existe. De hecho, se remonta a nuestra necesidad de superar nuestros límites como humanos. Así como la rueda permitió que una persona empujara lo que antes necesitaba a diez personas, el motor permitió que una persona moviera lo que antes habría necesitado a cien personas.

Si bien los avances de principios del siglo XX parecían prometedores, el progreso digital exponencial de las últimas décadas puede ser preocupante. Esto se debe en parte a la falta de educación, ya que a veces le tememos a lo que no entendemos. Pero el temor también surge de un costo laboral humano muy real y significativo. La fabricación en los EE. UU., por ejemplo, declinó del 16 % de la fuerza laboral estadounidense en 1996 al 8 % en 2016. Esta es una caída dura. Muchos se ven afectados por la preocupación, pero no deberíamos dejarnos abrumar. El progreso trae beneficios; pero para aprovecharlos es necesario que nos preparemos.

Estos beneficios son ampliamente reconocidos por el segundo impacto histórico de la tecnología: la mejora del trabajo humano. Aunque a menudo eclipsado por el miedo al desempleo masivo, los beneficios del progreso tecnológico son indiscutibles. La digitalización permite a las empresas hacer más de lo que desean sus clientes: mejor, más rápido y más barato. De hecho, el desarrollo digital de los empleados puede convertirlos en ‘superhéroes’: un trabajador de una línea de producción con soporte robótico puede producir más bienes; un abogado con análisis de casos en tiempo real producirá un argumento más sólido; un bioquímico con modelos genómicos basados en datos puede curar más enfermedades. Estos empleados que sobrepasan las barreras de la producción son el resultado de nuestra realidad digital presente y futura.

Los C-suites de todos los sectores están reconociendo estos beneficios digitales. Tres de cada cuatro directores ejecutivos describen la transformación digital como una prioridad, mientras que el 86 % de las grandes empresas han nombrado directores ejecutivos digitales y el 72 % de las organizaciones creen que el puesto de director de información se ha convertido en el centro de la sala de juntas en los últimos dos años.

 

Créditos: Entrepeneur