El iMac cumple 20 años, así revolucionó la tecnología

Cuentan en la biografía oficial de Steve Jobs que en cierta ocasión un conocido se lo encontró gritando al teléfono en el aparcamiento de un centro comercial “¡Tiene que ser más azul, más azul!”. Esto se produjo en las fechas en las que Jobs, recién reincoporado a Apple, estaba trabajando en el iMac, que acaba de cumplir 20 años desde su lanzamiento.

Si realmente Jobs estaba hablando de uno de los colores que debía tener el nuevo ordenador de Apple, la anécdota tiene su valor. El primer iMac es un ordenador fue concebido con pasión e irradiaba pasión. Este periodista tuvo ocasión de comprobarlo al ver las primeras unidades en la Fnac.

El primer iMac chocaba con la aburrida apariencia de los ordenadores de la época, unos insulsos PC que incluso habían contagiado su apariencia a la Apple de entonces. Pero aquel ordenador no vivía sólo de su curiosa forma de huevo, que es el mote que algunos le pusieron, además venía cargado de argumentos tecnológicos brillantes.

El monitor se veía increíblemente bien si se comparaba con los que equipaban muchos PC, sólo tenía un cable (el que se conectaba a la electricidad), había desterrado las unidades de disco de tres pulgadas y media y las había sustituido por unidad de CD-ROM. Aquellas primeros iMac eran además fáciles de conectar a esa red llamada Internet.

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Aunque el primer iMac todavía venía lastrado por un aspecto importante de la vieja Apple: funcionaba con el sistema operativo OS 9, no con Mac OSX. Tardaría un tiempo en adaptarse las entrañas del sistemas operativo de los antiguos ordenadores NEXT, concebidos por Jobs a su salida de Apple, para que el flamante y rompedor sistema pudiese funcionar en el iMac. No sin polémica, por cierto. Apple decidió que para que el nuevo sistema fuese de verdad eficaz no sería compatible con las aplicaciones para OS 9.

Lo que entonces pareció un error con el tiempo se demostró que fue un inmenso acierto. Algunos dicen que Microsoft en algún momento podría haber reforzado Windows mucho mejor rompiendo la compatibilidad con las antiguas versiones del sistema. Algo que nunca sucedió.

En el aspecto del diseño el iMac además de ofrecerse en varios colores, y además mostrar por su carcasa transparente sus entrañas, contaba con detalle geniales. Como por ejemplo que tuviese un asa en su parte superior para facilitar su movilidad. Pero quizá lo más importante es que el iMac tenía un aspecto simpático.

Era una forma de transmitir al usuario en potencia que podía acercarse a ese ordenador sin intimidación que a los más novatos les causaba la apariencia técnica de los PC. Tal fue el acierto de Jobs con este ordenador que 20 años después se sigue vendiendo. Además creó una nueva categoría en el diseño de los PC: los denominados ordenadores todo en uno, en el que el ordenador está integrado con el monitor.

Hoy el iMac más potente es una máquina con una potencia de cálculo tremenda y una pantalla de primera calidad, destinado sólo para profesionales que necesitan de un gran rendimiento. Pero Apple no sólo apuesta por el sector profesional para seguir vendiendo su mítico ordenador. El modelo más sencillo tiene un precio que arranca en los 1.305,59 euros y está destinado a todos los públicos. A pesar de la bajada en ventas de los ordenadores de escritorio en los últimos años el iMac sigue muy vivo.

 

Créditos: La Vanguardia