Este 2025 se cumple el 50 aniversario de la promulgación de la Ley Orgánica que reserva al Estado la industria y el comercio de los hidrocarburos, comúnmente conocida como la Ley de Nacionalización Petrolera. Para conmemorar este hito histórico, el historiador Rafael Arráiz Lucca, autor de «El petróleo en Venezuela, una historia global» y de la biografía de Rafael Alfonso Ravard, el primer presidente de PDVSA, expresó su apreciación por este hito histórico que marcó un antes y un después en nuestra industria petrolera.
Arráiz Lucca explicó que la nacionalización en 1975 no fue una decisión arbitraria, sino una necesidad. La Ley de Hidrocarburos de 1943 establecía que las concesiones a empresas extranjeras expirarían en 1983. A medida que se acercaba esa fecha, las concesionarias extranjeras dejaron de hacer inversiones, ya que no tenían un horizonte temporal para recuperarlas.
Además, el panorama económico de la época era favorable para Venezuela. En septiembre de 1973, los precios del petróleo se dispararon, pasando de $2.50 a $14. Esto le dio al país los recursos económicos suficientes para indemnizar a las empresas concesionarias y adelantar el proceso de nacionalización. Según Arráiz Lucca, los venezolanos estaban casi unánimemente de acuerdo en que la nacionalización era una «tarea histórica» que había que llevar a cabo.
El primer presidente de la junta directiva de PDVSA, nombrado por el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, fue Rafael Alfonso Ravard. Lucca destacó que la elección de Ravard fue un acierto, ya que era un «gerente público» con formación militar y un ingeniero del MIT. Su designación, que buscaba a una persona fuera del mundo petrolero pero con grandes cualificaciones gerenciales y de honestidad, resolvió el dilema de elegir entre los distintos agentes venezolanos de las concesionarias.
El historiador concluyó que la nacionalización y el manejo del petróleo, particularmente en la creación de PDVSA, se hizo muy bien por parte de la gerencia venezolana. Al momento de la entrega de Alfonso Ravard en 1983, PDVSA se encontraba entre la segunda o tercera empresa más grande del mundo en la industria petrolera, con niveles de eficiencia extraordinarios.
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