Especialistas consultados por Crónica Uno afirman que las inundaciones y destrozos recurrentes en Caracas cuando llega la temporada de lluvias se deben a cuatro factores principales: drenajes inadecuados, acueductos obsoletos, la ampliación de áreas impermeables en la ciudad y el aumento en la intensidad de las lluvias.
Caracas. Los últimos aguaceros generaron caos en Caracas por la caídas de árboles en varias zonas de la ciudad, calles, avenidas y autopistas inundadas que afectaron la movilidad de los peatones y conductores.
Solo tres horas de lluvia bastaron para que el 20 de septiembre pasado la capital colapsara. Según reportes de usuarios en redes sociales hubo inundaciones en calles de la parroquia San Agustín, en la avenida Baralt, Pinto Salinas y San Agustín del Norte. En la Cota Mil, un conductor quedó atrapado en su vehículo tras la formación de una laguna bajo el elevado de Maripérez.
Expertos consultados por Crónica Uno afirman que las inundaciones y destrozos recurrentes en Caracas, cuando llega la temporada de lluvias, se deben a cuatro factores: drenajes inadecuados, acueductos obsoletos, la ampliación de áreas impermeables en la ciudad y el aumento en la intensidad de las lluvias.

“La razón por la que hay lagunas y pozos en la capital es porque los sistemas de drenaje son de vieja data y habría que rediseñar los desagües. Esto se debe a que ha aumentado la intensidad de las lluvias y han disminuido las áreas verdes que sirven para filtrar parte de la gran cantidad de agua que cae, debido a la construcción de viviendas”,sentencia Valdemar Andrade, ingeniero hidrometeorologista.
Lluvias cortas de mayor intensidad
Andrade, quien también es profesor jubilado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), explica que el sistema de drenaje colapsó porque el patrón de las lluvias incrementó en los últimos años, los aguaceros son cortos pero de gran intensidad y superan la capacidad de los drenajes.
“Las lluvias son prolongadas y la cantidad de agua no supera las capacidades de los drenajes, como ocurría en años anteriores. Sin embargo, este ha sido un período de lluvia distinto: son lluvias cortas, de gran intensidad, y superan la capacidad de respuesta de los drenajes, pese a los trabajos realizados por las alcaldías”.
Agrega que cuando la intensidad de las precipitaciones supera los 30 milímetros —o 30 litros de agua por metro cuadrado— se activa de inmediato un riesgo hidrológico capaz de generar inundaciones y crecidas violentas de cauces.
“También si llueve por más de cinco días consecutivos, la humedad satura completamente los suelos, haciendo que las zonas sean propensas a movimientos de masa, derrumbes o deslizamientos de tierra”.

Andrade destaca que la vulnerabilidad de la ciudad ante estos eventos no es solo climática, sino urbanística. Señala que la deforestación reduce la capacidad de la tierra para absorber el agua, lo que produce una mayor impermeabilización del suelo.
“El área impermeable de la ciudad ha ido aumentando, esto quiere decir que cada vez hay menos áreas verdes y más zonas con asfalto y concreto, lo que incrementa el escurrimiento. Esta situación, sumada a otros elementos de planificación y desarrollo urbano, provoca que la capital sea estructuralmente más sensible y no esté preparada para manejar los volúmenes de lluvia que ocurren anualmente”,sentencia.
Un legado mermado
El colapso tras cada aguacero se concentra en puntos neurálgicos de la ciudad. Zonas residenciales y comerciales como la Candelaria, La Florida, El Paraíso, San Martín, Los Chaguaramos, Los Cortijos, Los Ruices y San Bernardino sufren afectaciones.
La causa, según los especialistas, es el mal estado del sistema de drenaje, pues la mayoría de las alcantarillas, sumideros y colectores se encuentran obstruidos por basura, con cajones y rejillas fracturados.
Eduardo Villarroel, experto en gestión de riesgo, recuerda que en el siglo pasado Caracas fue pionera en el desarrollo de sistema de acueductos. Sin embargo, a partir de mediados de los años 80 factores como la corrupción y la politización mermaron ese legado.
Apunta que desde entonces comenzó una cadena de fallas graves, especialmente la falta de planificación en la construcción y el desarrollo de la red de aguas servidas y pluviales. Aunque se han realizado algunas obras puntuales, como las ejecutadas en la autopista Francisco Fajardo, la situación agravó en los últimos años debido a la ausencia de mantenimiento.
“El sistema de drenaje está muy por debajo de lo que se requiere para evitar que esto colapse y produzca vulnerabilidad dentro de Caracas”.
Sistema obsoleto
El sistema de drenaje fue diseñado en los 50 y construido entre las décadas de los 70. Según un ingeniero civil consultado por Crónica Uno, quien prefirió anonimato por medidas de seguridad, los drenajes están obsoletos porque la geografía de Caracas es completamente distinta hoy. Casi todas las cuencas están ocupadas por la construcción urbanas, lo que crea amplias zonas impermeables donde el agua de lluvia escurre rápidamente hacia los cauces y facilita los desbordes cuando hay aguaceros.

Por su parte, Villarroel asegura que las inundaciones en la ciudad reflejan que Venezuela tiene deficiencias muy marcadas en la gestión de riesgo y problemas estructurales en el manejo del agua debido al desorden político que existe en las instituciones gubernamentales desde hace varios años.
Insiste en que el problema del colapso de los drenajes no es una falla de conocimiento porque los ingenieros de las hidrológicas manejan a la perfección los criterios para aplicar el mantenimiento. El verdadero obstáculo es que el trabajo ingenieril no obedece a criterios técnicos, sino a dos factores externos como la disponibilidad de recursos y la política.
“En la práctica, esto se traduce en el incumplimiento de los planes de mantenimiento, lo que permite el deterioro constante del sistema, a pesar de que los procedimientos detallados para evitarlo ya existen”.
Mantenimiento y prevención
La gestión del sistema de drenaje por parte del Ejecutivo Nacional desde 2024 se articula en dos vías: la planificación del sistema hídrico y la atención de la infraestructura de vialidad. A finales de 2023 el Gobierno anunció el Plan de Optimización del Sistema Hídrico Nacional del Ministerio de Aguas, centrado en la creación de proyectos que incluyeron las estructuras de drenaje.
En enero de 2024 la Alcaldía de Caracas activó un plan concentrado en la limpieza y el destape de drenajes y alcantarillas, además de la poda en quebradas, con el objetivo de reducir los riesgos ante la temporada de lluvias. Recientemente se extendió el Plan de Asfaltado bajo un enfoque integral de vialidad que ahora incluye el mantenimiento correctivo y preventivo de alcantarillas.

No obstante, los expertos consultados por Crónica Uno aseguran que no se realizan los planes de mantenimiento en el tiempo correspondientes, por falta de obras públicas dirigidas y pensadas en la prevención de riesgo ante la vulnerabilidad de la ciudad.
“Las autoridades se abocan a resolver los problemas que existen más que en preparación o mejorar las capacidades de los sistemas”.
De acuerdo con el ingeniero, la época de sequía es la temporada idónea para hacer mantenimiento a los sistemas de drenajes de la ciudad, tanto el primario —quebradas y el río Guaire—, como el secundario en sumideros en avenidas, calles y brocales, al igual que las rejas transversales o longitudinales.
“Las quebradas pierden su capacidad de conducción por diversos motivos: la basura, desechos sólidos y sedimentos por la introducción de las cuencas. Esto hace que los cauces reduzcan la capacidad, es decir, tienen menos sección hidráulica debido a que se sedimenta el material; esto también es ayudado por la vegetación que arrastran las quebradas lo que puede generar los desbordes”,enfatiza el experto.
Mientras las autoridades persistan en responder a las crisis en lugar de prevenirlas, la capital seguirá como una ciudad estructuralmente sensible. Cada aguacero será el recordatorio de un legado de planificación mermado y de un sistema obsoleto cuyo desinterés condena a los ciudadanos a lidiar, año tras año, con las mismas calles anegadas y el mismo caos.
CRONICA UNO