El cambio y los desafíos que plantea un cambio en la conducción del país, implican la resignificación del papel de la sociedad, del individuo en cada una de las actividades que se realizan. Implica repensar al país no solo para salir de la crisis sino para rehacerlo, reimpulsarlo e insertarlo en un proceso, al menos, de crecimiento sostenido.
Marino González, profesor de políticas públicas de la Universidad Simón Bolívar, conversó con Betania Pérez y Víctor Amaya sobre la ponencia que tendrá durante la 74 Asamblea Anual de Fedecámaras “Superando desafíos“.
Plantea dos desafíos básicamente: “El primero tiene que ver con el reconocimiento de la profundidad de la crisis que vive Venezuela. Es tomar conciencia que cada día que pasa, si en Venezuela no se toman las correcciones y medidas, es un día de destrucción. Es decir, por cada día de hiperinflación, es un día de destrucción”.
Indicó que llevamos ya 8 meses del año en esta situación, para él, “la hiperinlfación también es una destrucción desde el punto de vista social. La venezolana es la segunda más alta del mundo y la más alta de toda Latinoamérica”
El segundo desafío que plantea es el cambio en la manera en que vemos, asuminos y actuamos el país. “El segundo desafío es que para resolver este problema, las decisiones que se tomen tienen que apuntar a una Venezuela completamente diferente a la que conocemos. Porque la solución no es solo un cambio en las políticas o en las maneras en que se toman las decisiones. Lo que estamos planteando, es que para el país se necesita poner una meta, un desafío que tiene que ver con el tipo de sociedad que queremos ser y tener en los próximos años”.
En su opinión, las coordenadas se dirigen hacia la creación de una sociedad basada en el conocimiento, que genere talento, productividad, y que la sumatoria de todos estos elementos permita que seamos capaces de abastecernos internamente, de cubrir todas nuestras necesidades y exportar. “Si no está en esos términos , difícilmente podemos enderezar el rumbo”, dijo.
Estima que para recuperar al país y ponerlo a producir “para el pago de las deudas y restablecer los mecanismos productivos, para poner a tono todos los servicios públicos, se necesitarán entre 50 mil a 100 mil millones de dólares”.
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