La idea del «Estado que cura» es pre-republicana, sembrada por los borbones españoles en el siglo XVIII a través de un sistema de juntas sanitarias que permitió la traída a Venezuela de la primera versión de vacuna que conoció el mundo. La llegada de la República acabó con esto y no fue hasta 1936, durante la presidencia del general López Contreras, cuando se retoma desde el Estado venezolano la idea sanitaria y se funda el entonces llamado Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, de la mano de Enrique Tejera Guevara, primer ministro de sanidad que conoció el país desde un órgano especializado.
«La única ventaja competitiva que podía ofrecer la iniciativa privada en aquel monopolio público era la hotelería, pero las grandes fortalezas, los saberes y los conocimientos estuvieron por muchos años bajo la sombrilla del Estado. Eso dejó de ser así aproximadamente a mediados de los años 70, cuando el sector público de la salud se vino abajo», indicó el Dr. Gustavo Villasmil, médico internista, profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), especialista en hipertensión, exdirector de salud de la gobernación de Miranda y director del programa «Mesa sanitaria» de CECIDE Libertad.
El doctor Villasmil aseguró que durante esos mismos años existía una gran capacidad de compra que permitió a la sociedad venezolana acceder a los servicios privados y dejar la atención médica pública como última de opción. Esa capacidad se desvaneció, dejando a una población enferma y con coberturas de seguros médicos insuficientes, obligada a tocar las puertas de un sector público que tiene, por lo menos, 40 años de progresivo desmantelamiento.
«La promesa del Estado que cura figura en el famoso derecho constitucional a la salud en todas nuestras constituciones desde 1946. El problema no es el cómo ponerlo en papel, sino cómo materializarlo. El Estado venezolano no tiene con qué, en consecuencia, es la hora de convocar a factores más allá del Estado para construir esa promesa sanitaria que alguna vez pretendió ser luz de modernidad en Venezuela», afirmó el Villasmil.
Por su parte, el analista político y organizacional, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Victor Maldonado, resaltó la gran violación de derechos humanos y la indiferencia criminal que está teniendo el Estado ante la grave situación en el sector salud. «El régimen se desentendió de la economía, eso significa que los escasos o muchos recursos en divisas provenientes de la renta petrolera están siendo sistemáticamente apropiados en un 85 o 90% por una mafia que se paga y se da el vuelto sin pensar en el país», señaló.
Gustavo Villasmil concluyó exclamando que: «en una sociedad buscando qué comer en la basura no hay libertad posible, y esto es lo más doloroso del momento que estamos viviendo». Asimismo, añadió que la única posibilidad de salvación que tenemos los venezolanos es la que construyamos nosotros mismos con nuestro propio talento y esfuerzo.
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