Ecoanalítica: política cambiaria post 20A

A escasas semanas del anuncio del “Plan de Recuperación y Prosperidad Económica”, el número de preguntas supera con creces las respuestas ofrecidas a una economía donde la incertidumbre pareciera marcar el tempo del día a día. En cuestión de 20 días1 -desde el 17 de agosto- el nivel agregado de precios se ha incrementado por el orden de 153,3% y la actividad económica pareciera limitarse a hacer sentido de lo que pudiera representar el corto plazo en materia económica y a sobrevivir en lo inmediato.

Los economistas Gorka Lalaguna y Luis Arturo Bárcenas, durante el programa “Ecoanalítica Radio”, manifestaron que la inacción pareciera prevalecer, inclusive, a lo interno de la cadena que implica el anuncio, explicación y posterior ejecución de cualquier política. La realidad es que, al momento de escribir estas líneas, el mercado cambiario opera en una zona gris delimitada por un “Nuevo-nuevo-nuevo Dicom”, la despenalización de los ilícitos cambiarios y la incertidumbre alrededor de la implementación de un nuevo Convenio Cambiario (CC) que apunta, al menos en papel, a diagramar las nuevas reglas de juego que se supone regirán esta nueva etapa.

Si nos colocamos a inicios del mes de agosto -hace menos de un mes- las expectativas alrededor del futuro mercado cambiario eran diametralmente distintas a las que hacen vida el día de hoy”. Si se toma a valor facial las declaraciones de Tarek El Aissami, que en su momento acompañaron la derogación de la Ley del Régimen Cambiario y sus Ilícitos, sale a relucir cierta intención por parte del gobierno de permitir el establecimiento de un mercado de divisas ajeno al esquema oficial (Dicom) y otorgar ciertas garantías a sus participantes.

En Ecoanalítica se tiene la opinión de que la medida podría representar cierto respiro para la economía de contemplar una serie de elementos claves. De cumplirse, los potenciales “beneficios” de una medida descansarían sobre tres pilares fundamentales:

  1. El sector privado se vería beneficiado por una caída generalizada en los costos de transacción inherentes a recurrir al mercado paralelo.
  2. Avalar el uso del tipo de cambio paralelo a fines contables, representaba una nueva e importante posibilidad de cobertura de cara a los próximos meses.
  3. De poder acceder a un mercado cuyo tipo de cambio esté acorde a la dinámica inflacionaria, la posibilidad de reducir las distorsiones en sus costos hace atractivo para los diferentes socios de la estatal petrolera nutrir dicho mercado y ser uno de los pilares de este —a la par de un sector privado no petrolero en busca de cobertura—.

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