Café Blandín, una marca emprendedora venezolana que se registró en 2002, tiene una trayectoria histórica que ha impulsado a la compañía a mantener la alta calidad que se registró en tiempos de gracia en el país alrededor de 1930 «cuando se tenía uno de los cafés más caros del mundo».
Eduardo Pérez Viana, director general de Blandín, comentó que la influencia de cafetaleros viene de generaciones atrás, específicamente desde 1880 hasta mediados del siglo XX, y que actualmente impulsan el sector en Trujillo, siendo el principal centro de producción, la ciudad de Boconó, y Portuguesa.
“Nosotros tenemos alianzas con productores que procesa el grano para garantizar un café de altísimas calidad, que requiere de un proceso muy largo y minucioso donde se tienen que cumplir lineamientos en el tema de procedimiento de la fruta y el grano, para ofrecer un café de alta calidad”, explicó al tiempo que agregó que la producción se encuentra a pequeña escala en el país.
De este modo, precisó que más que todo el café se exporta para locales o lo que se denomina ‘Food service’, es decir, para locales que trabajan con alimentos y bebidas “tenemos presentación trilaminado, aluminizado de 1 kg para los negocios pero también para venta al detal hay de 200gr y 500gr con empaque bilaminado, un trilaminado con válvula desgasificadora que se distribuye bajo el término de ‘reserva’”.
El nombre de Blandín, viene de la cuna de la caficultura venezolana en la época del nacimiento de Simón Bolívar cuando se sembraron los grandes cafetales en los alrededores de Chacao, que fueron La Floresta, San Felipe Neri y la hacienda Blandín, la cual fue donde se hizo la celebración de la primera cosecha en 1786.
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