Nota de prensa. – Un niño toma un violín, y reconoce que a través del instrumento puede envolverse entre las tonadas más dulces y firmes. En las melodías, se encuentra como un individuo libre, con un pensamiento crítico y consciente de todo lo que le rodea. En el Colegio Emil Friedman, la música no es una materia extra-cátedra, es el acorde central para impulsar el fortalecimiento del espíritu humano de cada estudiante y propiciar herramientas bajo un modelo educativo único.
El Colegio Emil Friedman (CEF), una institución de trayectoria en Venezuela celebra su 75 aniversario este año, resaltando los valores que imparte a través de la música y la inclusión que ofrece en sus aulas, reconocidas en todo el mundo por el modelo de educación integral que imparten.
“Seguimos haciendo lo que el profesor Emil Friedman, junto a su esposa Elvia Argüello de Friedman, se propusieron hacer: y es que, transcurridos tres cuartos de siglo, se continúa ofreciendo una educación completa, integral, capaz de entregar a cada niño las mejores herramientas para su porvenir”, comentó su director, Pablo Argüello, quien con orgullo se refiere a las 60 promociones que acumula el centro educativo, con una de las más elevadas tasas de ingreso a las universidades, dentro y fuera del país.
La visión del Colegio se ha destacado por su capacidad de construir la nación que se necesita en un corto o mediano plazo, a través de la educación y el legado de un hombre, el músico y profesor Emil Friedman, donde el niño y el maestro son realzados como la más alta prioridad dentro de una sociedad, entendiendo el justo valor que tiene el maestro en la sociedad, para lograr recuperar su dignidad.
Fue esa la perspectiva que tuvo Friedman, un inmigrante que dejó su corazón en Venezuela, tras llegar de Europa con un violín en mano, convirtiéndolo en la pieza fundacional de un modelo educativo único.
Las autoridades del CEF se enorgullecen de esos valores, que aún se conservan, y son impartidos con la educación musical, buscando y alcanzando la felicidad de los niños. “Queremos que nuestros jóvenes tengan sentimientos positivos que son los que le dan la fuerza y energía para seguir adelante. Si no hay emoción no se aprende ni se educa bien”, destacó Argüello.
Y es que de los 1.470 alumnos que forman parte de la comunidad educativa, cerca de 500 alumnos están involucrados en la coral, y más de 900 estudiantes participan en el conservatorio musical. Han sido 75 años, en los que el CEF ha destacado por su legado cultural y musical, graduando a personalidades de alta talla.
Para sus representantes, continuar con ese legado y modelo implementado es parte de sus prioridades, tomando siempre en consideración la adaptación a los nuevos conocimientos. Son 260 docentes que se consideran portadores de la filosofía del maestro Emil Friedman a través de su docencia y ética, con 128 de ellos dedicados al área musical. Muchos de ellos con más de una década en la institución.
En el Emil Friedman, aunque no es una escuela de música, sus docentes han entendido el impacto de la misma en la formación de los estudiantes, junto a otras áreas como el deporte. En este ámbito, la institución cuenta con más de 300 alumnos participando en disciplinas como natación, volleyball, basketball, fútbol sala y ajedrez.
Una melodía social
El colegio también cuenta con alianzas nacionales como el plan con las Olimpiadas Especiales, en el que sus estudiantes participan formando a los niños especiales en áreas deportivas, así como la formación a la orquesta de Canaima con la integración de los docentes. Igualmente han desarrollado el Programa Ayúdame a Crecer, que empezó para colaborar en la formación extracurricular de los hijos de los policías de Baruta destacados en La Ciudadela, y que luego fue expandido debido a su éxito a la comunidad de Las Minas de Baruta y El Hatillo.
Estos programas sociales de formación y becas les permiten constituir un proyecto educativo y de país, entendiendo la necesidad de incorporar buenos maestros para convertir a la educación en el centro y la base de todo.
El Colegio ha alcanzado durante estos 75 años un gran impacto en números, pero además a nivel cualitativo. “El Emil Friedman es música, es deporte, es academia, pero sobre todo es un centro de verdadero humanismo, abierto a la sociedad, a ayudar a los otros”, apuntó Alfonzo López, director de la Orquesta Típica Emil Friedman y concertino de la Orquesta Sinfónica Venezuela.