Este descubrimiento es especialmente relevante para las personas de edad avanzada y afectadas por patologías sistémicas, como la diabetes, mala circulación sanguínea o enfermedades del colágeno, debido a que estas condiciones afectan su capacidad de cicatrización.
El estudio establece el impacto de la fuerza y dirección de un campo eléctrico en el proceso de sanación.
Para lograr esta relación los investigadores crearon una plataforma bioelectrónica para cultivar piel artificial y experimentar los efectos de la electricidad sobre ella.
En la misma, cultivaron unas células llamadas queratinocitos, que son el tipo celular cutáneo más común y resultan cruciales para el proceso de cicatrización.
Tanto los queratinocitos sanos como los diseñados para parecerse a los de las personas diabéticas migraron hasta tres veces más rápido que las células de la piel sin ninguna interferencia eléctrica.
Los efectos de esta novedad reducen el riesgo de las consecuencias más graves del lento proceso de cicatrización de heridas, incluyendo infecciones y amputaciones.
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