Internet podría tener los días contados si no tomamos medidas contra el cambio climático. Y es que la subida del nivel del mar podría literalmente ahogar en unos 15 años las redes de cables y centros de datos que hacen posible la existencia de Internet.
Investigadores de las universidades de Oregon y de Wisconsin-Madison realizaron un estudio que advierte que el cambio climático está provocando un aumento rápido del nivel del mar, lo que a su vez puede provocar inundaciones generalizadas y provocar interrupciones masivas de Internet.
Según este estudio, que fue presentado el mes pasado en Montreal, la previsión es que el nivel del mar aumente entre medio metro y un metro en los próximos años. El nivel medio del Mar ya aumentó entre 10 y 20 centímetros durante el siglo pasado.
Indicador del nivel del mar (courtneyk / Getty Images/iStockphoto)
La situación se puede agravar si no reducimos la emisión de gases a la atmósfera. Estas son las causantes del aumento de la temperatura del planeta. Los océanos absorben un 80% de este calor, lo que provoca el aumento del nivel del mar.
Y si los océanos siguen aumentando su volumen, para el año 2033 podría quedar literalmente sumergidos cerca de 6,500 kilómetros de cables de fibra óptica en las costas norteamericanas. Asimismo, más de 1000 centros de datos, que almacenan servidores y enrutadores, podrían verse dañados porque estos cables y dispositivos no fueron diseñados para resistir tanta agua.
“Todos estos equipos deben ser resistentes a la intemperie, pero no son impermeables”, explica el profesor de informática de la Universidad de Wisconsin-Madison Paul Barford en declaraciones a la revista Wired.
La mayoría de estas redes de cables y centros de datos se empezaron a construir en la década del noventa, cuando todavía no existía tanta consciencia sobre el cambio climático y sus efectos.
Los investigadores advierten que “se deben tomar medidas pronto para desarrollar planes para hacer frente a esta amenaza”. Sin embargo, quitar y reemplazar estos cables puede llegar a ser muy costoso, por lo que las compañías podrían resistirse antes de actuar, especialmente en comunidades vulnerables.
Créditos: Clarín
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