Carlos Larrazábal, presidente saliente de Fedecámaras ,abrió la 75a Asamblea Anual de Fedecámaras con un discurso en el cual destacó los principales aspectos de su gestión así como delineó parte de los retos que el sector empresarial tiene por delante de cara a la construcción de la nueva Venezuela.
He aquí parte de su discurso de apertura de la 75a Asamblea Anua de Fedecámaras:
«Cuando asumimos la presidencia en Maracaibo, el 18 de julio de 2017, sabíamos que tendríamos un reto gigantesco y una ineludible responsabilidad con el gremio y con Venezuela.
Al momento de juramentarnos, ya teníamos 17 años sin diálogo social, el Producto Interno Bruto (PIB) reportaba una caída en los últimos tres años, en más de un 30%. La economía venezolana acumulaba para ese momento 8 trimestres consecutivos de descenso. Los niveles de inflación superaban1.000% anual. Prácticamente el 50% de la población económicamente activa estaba desempleada, o vivía en la informalidad. Al cierre de julio/2017 el tipo de cambio DICOM se ubicó en 2,870 Bs/US$… Solo hace dos años, sin considerar los cinco ceros que se le eliminaron a la moneda.
Asumimos la presidencia de Fedecámaras en momentos de una gran conflictividad social, protestas y lamentablemente las muertes de hombres, mujeres y adolescentes que luchaban por un cambio político, económico y social, eran las protagonistas de las calles de Venezuela. El país tenía más de 110 días de manifestaciones continuas.
En este escenario de destrucción económica, de persecución a las voces disidentes, de ataques al sector gremial, de destrucción a la empresa privada iniciamos junto a un gran equipo, años de gestión.
El contexto no era esperanzador; sin embargo, asumimos el reto de la representación de un actor fundamental del sistema se resiste a desaparecer.
Dos años después, sin cambios en el modelo económico, Venezuela sufre las consecuencias del mayor colapso económico de la historia contemporánea. Sin haber vivido ningún conflicto armado, presenta una contracción acumulada entre 2013-2018 de 55%, según el Banco Central de Venezuela. Cifras de la Asamblea Nacional indican que la inflación fue de 24,8% en junio, mientras que el índice anualizado llegó a 445.482,2%. El Fondo Monetario Internacional estima para 2019, una caída adicional del Producto Interno Bruto de 25%; y una tasa de desempleo de 44% Conindustria asegura que en los últimos 20 años se han perdido más de 10 mil empresas.
La destrucción vertiginosa de la economía venezolana, avanza a una velocidad mucho más acelerada que los cambios políticos. Mientras más tiempo sigamos con el actual modelo, mucho más difícil será recuperar nuestro país.
Ante la gravedad de la crisis y la destrucción de nuestra economía, es imperativo alcanzar una “unidad superior”, donde el único interés y la única agenda sea: Venezuela. Una unidad capaz de elevarse más allá de los intereses de los partidos políticos, de grupos sociales y hasta de las aspiraciones personalistas. Es momento de consensos, en el que, el único objetivo sea recuperar a Venezuela y enrumbarnos en el progreso y bienestar para todos los venezolanos.
Ante esta coyuntura histórica y frente a la necesidad urgente de atender las principales carencias de la población promoviendo el desarrollo económico, el sector privado venezolano, está preparado para asumir un rol protagónico en la Venezuela que soñamos. Fedecámaras está lista para ser un articulador de políticas públicas. Seguiremos trabajando para ser un actor fundamental en la reactivación de la economía, produciendo los bienes y servicios de manera eficiente y competitiva. Nos mantendremos enfocados en generar empleos dignos y bien remunerados.
La búsqueda de un período de reconciliación nacional debe ser un objetivo fundamental de este proceso.
Nosotros conocemos y asumimos la responsabilidad social que tiene el gremio empresarial y la empresa privada con el país.
Seguiremos defendiendo la urgente necesidad de insertarnos en un modelo de economía abierto y con plenas libertadas, promoviendo la vigencia de las garantías económicas, tal cual lo establece nuestra Constitución Nacional.
El país requiere un sector privado próspero y generador de bienestar y oportunidades, competitivo e innovador, integrado con los trabajadores, ajustado a una conducta ética en su quehacer empresarial. Un sector privado dinámico, activo en la reconstrucción del país, trabajando con el resto de los actores en el diseño y formulación de un conjunto de planes y estrategias indispensables para superar la crisis económica en que nos encontramos.
El sector privado agremiado en Fedecámaras ha trabajado con la mayor independencia del Estado, y así debe continuar, No aspiramos prebendas de ningún tipo. Nuestra tarea es contribuir con nuestros impuestos, cuidando que estos se destinen al verdadero desarrollo nacional; promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, generar empleo decente para todos. Debemos recuperar el talento humano, que se ha ido con la diáspora, impulsando la innovación y el mejoramiento continuo.
El sector privado se niega a desaparecer: no es una opción para nosotros. Por lo tanto, nos corresponde procurar el cambio. Seguiremos luchando hasta lograr una Venezuela próspera e innovadora.
Ante la profundización de la crisis, consecuencia del modelo socialista del siglo XXI, el gobierno lejos de rectificar, mantiene y acelera la destrucción de la libre iniciativa privada, a pesar de lo trágico de sus consecuencias. Ante esta situación, nos propusimos, más allá de diseñar una estrategia de defensa (que también la llevamos adelante), dedicarnos a articular con los diferentes sectores productivos y regiones del país la posición de Fedecámaras ante Venezuela. Alcanzar y desarrollar una visión compartida de país, producto de un profundo análisis que nos permitieron construir un conjunto de propuestas y concretarlas en el documento ya publicado: “Cómo relanzar el aparato productivo venezolano”, un trabajo amplio, detallado, con las principales trabas transversales y sectoriales, con propuestas concretas que garantizan superar la crisis en la que se mantiene sumergida a Venezuela.
Esa articulación que logramos hacer a lo interno, también la alcanzamos con diferentes actores de la sociedad civil, logrando importantes coordinaciones con el sector sindical, social, político y religioso. Somos parte de la solución y no del problema.
Estrechar vínculos, fortalecer alianzas con los diferentes actores de la sociedad, reconocernos como iguales, son sido factores que nos han permitido que la empresa privada aparezca en la última encuesta del mes de mayo, elaborada por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, junto con la firma Delphos, como la tercera institución del país con mayor nivel de confianza en la población, después de los estudiantes y las universidades. Esto significa, un gran compromiso que refleja lo que es la empresa privada para Venezuela. Esa confianza no puede ser defraudada.
El reto que tenemos por delante es inmenso… y estamos seguros de que la institución lo asume con convicción y compromiso.
Nuestro país necesita recuperar sus instituciones, instituciones sólidas, que generen confianza, credibilidad; que cumplan con su razón de ser. Las instituciones a la vez, necesitan a sus líderes comprometidos en hacer futuro, en construir el país que nuestros hijos demandan. Pocas organizaciones han logrado permanecer estables ante la debacle de estos últimos veinte años; sin embargo, Fedecámaras ha logrado fortalecerse ante la adversidad.
Celebramos 75 años, con la misma voluntad de lucha. Fiel a los postulados que originaron su creación. Esto nos ha permitido, a pesar de las circunstancias, mantenernos como un gremio sólido, robusto, activo en la búsqueda de soluciones, capaces de trabajar en equipo, consolidando esfuerzos… Es la única manera de construir la Venezuela que queremos.
El 17 de julio de 1944 nació la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción (Fedecámaras). Su creación surgió como respuesta a un conflicto histórico entre el Estado y el sector privado. En Venezuela siempre ha existido una tendencia estatizadora por parte del Estado, que considera debería ser el eje central de las fuerzas económicas del país. Fue así como el empresariado organizado decide crear un organismo que le sirviera de interlocutor frente al gobierno, para defender sus intereses y alcanzar sus objetivos: generar empleos, riqueza y bienestar.
Los hombres y mujeres que se organizaron para crear Fedecámaras, asumieron un compromiso con Venezuela para desarrollar la economía del país, promoviendo la iniciativa privada, el bienestar social y la defensa gremial.
Hace dos años junto a Ricardo Cusanno, Pedro Rivas y Fernando Cepeda, nos propusimos como equipo, seguir consolidando el fortalecimiento de la institución, coordinando a las regiones y a los sectores en estrategias comunes y articuladas.
Continuamos la labor que se inició hace ya unos casi 20 años ante la Organización Internacional del Trabajo -OIT-. Son años de denuncias, persistiendo, tratando de mostrarle al mundo las arbitrariedades de un modelo político y económico, que hoy significa la destrucción de buena parte del tejido empresarial, y con ello, los empleos y el bienestar de nuestra sociedad.
Ante el país, asumimos una ardua labor en la defensa y promoción de la libre iniciativa privada, en una perfecta coordinación con los diferentes voceros de los sectores y las regiones. No nos cansaremos de repetir: no existe país en el mundo que haya logrado progresar sin el esfuerzo del sector privado.
Venezuela necesita urgentemente un cambio del actual modelo político, económico y social, un cambio que garantice recuperar la confianza en el país y poder implementar los correctivos y políticas que permitan enrumbarnos hacia un país de progreso y bienestar (…)»
Escuche el discurso completo haciendo clic aquí: