Luigi Pisella, presidente de la Cámara Venezolana del Calzado, aseguró que la capacidad ociosa del sector supera el 85% por los problemas con los servicios públicos y la crisis económica, lo cual contribuye a hacerlos más ineficientes.
Indicó que a comienzos de año el consumo era 0.50 pares por habitante (en total 15 millones de pares) “en diciembre de 2018 teníamos el 80% del mercado nacional, hoy en día pasamos a 50%, es decir 50% es calzado nacional y el otro 50% es importado y, a finales de año terminaremos en el mejor de los casos el 40% de productos nacionales”.
Esta situación se genera porque los productos importados hasta el 31 de diciembre están exentos de aranceles y eso perjudica notoriamente la producción nacional y privilegia la importación, mientras la exportación de calzado venezolano es muy poca.
De igual forma, destacó que el 85% de la materia prima se compra en Venezuela pero eso no quiere decir que los productos químicos se produzcan aquí pues deben comprarlo en el extranjero al igual que el hilo y el repuesto de las maquinarias.
Los problemas de transporte y fallas eléctricas hace que poco a poco se vaya incrementando el costo de los productos “los precios están dolarizados, cuando se compara a precios internacionales no están costosos más bien se equiparan, pero el problema es el poder adquisitivo de los venezolanos”.
Reiteró que no son enemigos de las importaciones pero que en estos momentos no pueden competir con ninguna economía a nivel mundial con las condiciones actuales que se tienen en el país.
Criticó las políticas de impuestos implementados, a su juicio, lo que hacen es “empujar al formal a lo informal”.
Concluyó con que es necesario que el Estado recupere la confianza de las empresas privadas nacionales e internacionales que actualmente según la última encuesta de Conindustria está en -4%.
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