Carlos Trapani, abogado, coordinador general de Cecodap e investigador de la UCAB, asevera que existe una diferencia importante entre lo que es chalequear, bromear, jugarse con otra persona y lo que es acoso escolar, «es muy distinto yo reírme con los demás a reírme a costa de los demás».
«Ya cuando esa broma causa daño, causa malestar, representa una agresión física, evidentemente eso es una expresión de violencia que debemos condenar» indicó.
Trapani señaló que en Venezuela uno de los problemas relacionados con el acoso escolar radica en que «nuestras generaciones hemos normalizado la violencia como una forma relación y para expresar afecto, para expresar cariño, probablemente utilizamos la agresión», sin embargo, el experto puntualizó que cuando se habla de situación escolar «es una realidad multicausal que tiene distintas manifestaciones y expresiones».
«Al final el acoso es una expresión de una profunda intolerancia, a lo que es diferente, a lo que es diverso, a lo que no se parece a mí, y en función a eso la agresión está presente; no solo la agresión física (…) hay otras expresiones de acoso, el verbal, el relacional, el que se hace a través de redes sociales o internet, pero es una realidad que está en los centros educativos y que no podemos ocultar que es una forma de violencia que genera daños sin lugar a duda y que afecta a las familias y compromete la calidad del sistema escolar»
Papel del docente
Trapani, enfatizó que desde Cecodap insisten en que es mejor prevenir, es mucho más fácil prevenir que atender, por lo que los docentes tienen que estar vigilantes, «no desde el modo policial, sino como transversaliza su gestión escolar en temas de convivencia y resolución pacífica de conflictos».
«No se puede repeler la agresión con más agresión (…) es incorrecto que un docente recurra a una violencia, la amenaza, la intimidación para detener un acto violento»
Asimismo, el representante de Cecodap expresó que se han encontrado con la evidencia de que «centros educativos donde hay acoso son espacios donde los niños no pueden hablar, no hay oportunidades para plantear sus problemas, sus preocupaciones y evidentemente el acoso es una consecuencia de eso».
«El docente una vez que se materializa una agresión tiene que intervenir, hemos encontrado docentes que se hacen los locos (…) o no quieren meterse en un problema (…) y evidentemente eso ha generado dificultades y problemas, porque especialmente el docente por su responsabilidad tiene un mandato especial de denuncia»
En tal sentido Trapani enfatizó que en el caso de que un docente conociendo un hecho de violencia no lo denuncie entonces se genera una responsabilidad «y eso es lo que el Ministerio Público está alegando». El investigador agregó que estos se deben a casos que se deben evaluar de forma particular «conocer los elementos de pruebas suficientes que indican que hay una omisión por parte de algún director o de algún docente».
Contexto jurídico
«No existe una norma que defina lo que un delito en Venezuela ahora (…) El acoso escolar como acoso no está reconocido en la ley, no existe una norma que me lo defina y al no haber una ley que lo defina no es un delito en Venezuela»
Pese a que el acoso escolar no está actualmente contemplado en las leyes venezolanas como un delito, el coordinador general de Cecodap explica que este tipo de actos se tratan de una violencia progresiva, por lo que «acosando un niño eventualmente se pudiese cometer un delito, por ejemplo, si yo te empujo, te pellizco, te jalo el pelo, te jalo la ropa y esa agresión va incrementándose, yo eventualmente te puedo lesionar y esa lesión sí es un delito».
«Cuando se hacen las imputaciones no se imputan delitos de acoso escolar porque no existe jurídicamente»
Trapani señala que lo que se imputa, por lo general, son delitos de lesiones en sus distintas modalidades; «judicializar todos los casos habría que ver, porque no necesariamente todos los casos revisten carácter penal».
«Hay que respetar a los centros educativos, creo que por la función que ellos representan, incluso por el trabajo que ellos hacen incluso en situaciones adversas merecen respeto, pero también merecen acompañamiento y tienen derecho al fortalecimiento de sus capacidades que le permitan adecuarse no solo en temas de acoso escolar sino en cualquier otro tema»
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