El cofundador de Apple cuenta qué tecnologías están condenadas a morir

El 7 de octubre el cofundador de Apple, Steve Wozniak, intervino en el Festival de las Ciencias organizado por la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú. Steve contestó a varias preguntas mostrando el enfoque de la ingeniería respecto a cualquier esfera.

¿Podrá tener sentimientos la inteligencia artificial?

El ingeniero habló de la inteligencia artificial y sus capacidades reales. Trató el tema de la diferencia que existe entre el cerebro humano y su «hermano» electrónico: «La inteligencia artificial espera una orden para decidir cómo debe resolver cierto problema. Mientras que el cerebro ya sabe cómo hay que actuar. Por desgracia, ahora no tenemos ni idea de cómo funciona nuestro cerebro. Además, el cerebro es económicamente muy rentable, «una cosa tan complicada» se elabora tan solo ¡en nueve meses!

El inventor afirmó que era muy probable que la inteligencia artificial llegara a tener sus propias emociones. «Me parece que de momento no acabamos de imaginar hasta qué punto podemos acercarnos a los robots», afirmó Wozhiak refiriéndose a la situación mostrada en la película ‘Her’.

Steve Wozniak participó en el establecimiento de la tecnología de cadenas de bloques y ayudó a desarrollarla. Al comentar este tema durante su discurso el inventor observó que si analizamos los bitcoins, queda claro que esta moneda está basada en las matemáticas, y no en cuestiones políticas. «Yo vivo en un país donde el dinero se imprime sin ninguna dificultad. Desde este punto de vista los bitcoins parecen ser más confiables, además, no tienen un único centro de control. Me parece que hemos de luchar por la penetración de la tecnología de la cadena de bloques a la esfera bancaria, la de la medicina y otras», comentó el empresario estadounidense.

¿Somos tan felices como la gente prehistórica?

Al ingeniero le preguntaron si las tecnologías hacen la vida humana más feliz. Wozniak declaró que hace tiempo que creía que si la vida humana se hacía más sencilla, la gente llegaría a ser más feliz, trabajaría menos. Pero luego se demostró que empezaba a trabajar aún más. Ahora se necesitan dos personas trabajando para mantener a la familia, una no basta ya. «Opino que tenemos el mismo nivel de felicidad que los prehistóricos», admitió Wozniak. «Hubo un tiempo en que Steve Jobs y yo soñábamos con crear un dispositivo que pudiera recuperar la vista a los ciegos. Y ahora cuando entro en el metro y veo que todo el mundo está pegado a los celulares me doy cuenta de que dejamos ciegos a los que tenían visión».

Para concluir su discurso Wozniak pronunció unos deseos dirigidos a los jóvenes que comenzaban su camino. El empresario indicó que resultaba muy difícil predecir lo que seguramente se desarrollará en el futuro, no obstante, se puede adivinar lo que desaparecerá. «La mecánica obviamente se está convirtiendo en algo del pasado. Como ingeniero me percato de que no visitaremos ningún otro planeta. Soy realista y veo claramente qué es posible y qué no lo es», dijo Wozniak.

Además, Wozniak comunicó que estaba claro que la gente nunca llegaría a ser inmortal, lo que no significaba que la vida humana no llegara a ser más larga. El mismo Wozniak declaró que no quería vivir eternamente y que de todas formas estaba satisfecho con lo otorgado por Dios.

Los niños son quienes deben tener computadoras modernas

Wozniak confesó que tenía mucha fe en los jóvenes y que estaba convencido de que son los niños quienes deben tener las computadoras más modernas y potentes, y no las antiguas, que los padres suelen ofrecerles. «Si pudiera permitirme un sacrificio, me haría maestro. ¡De hecho, lo fui! Di clases a estudiantes de secundaria siete días a la semana durante ocho años seguidos», admitió el inventor.

Al terminar su discurso, Wozniak dio un consejo a los estudiantes rusos: «Que traten de llegar a ser los mejores del mundo. Para empezar, basta con llegar a ser el mejor de sus colegas. Que la gente joven comprenda que cada idea puede ser magnífica aunque no genere ningún dinero».

 

Créditos: Sputnik Mundo