«La concentración de la riqueza no tiene que ver con la tecnología sino con la falta de competencia»

La automatización está modificando las relaciones laborales y la definición misma del trabajo. Tareas que antes eran realizadas por humanos hoy quedaron en manos de robots. Esto abarca desde el ensamblado en una fábrica hasta la creación de textos o canciones. Sí, los robots también pueden ser escritores o compositores. Y esto que antes sonaba digno de ciencia ficción es hoy ya una realidad cada vez más tangible.

Como dice la canción de Los Redondos, Todo un palo, «el futuro ya llegó»: estamos inmersos en lo que se denomina la cuarta revolución industrial, que plantea desafíos y oportunidades. ¿Seremos capaces de convertir ese progreso tecnológico en progreso social? Sobre esto hablará Carl Benedikt Frey en el marco de la conferencia gratuita que ofrecerá este lunes 3 de septiembre a las 18.30 en el Centro Cultural de la Ciencia (Godoy Cruz 2270).

Benedikt Frey es miembro principal del Programa de Empleo, Equidad y Crecimiento en el Instituto para el Nuevo Pensamiento Económico en Oxford y del Departamento de Historia Económica en la Universidad de Lund.

El especialista analizará el impacto económico de la automatización en su presentación «La cuarta revolución industrial: el empleo en la era de la robotización» . El encuentro es parte del ciclo Ideas, organizado por el Ministerio de Cultura de Nación y contará con la moderación del economista e investigador Eduardo Levy Yeyati, decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella.

A pocos días de llegar a la Argentina, Benedikt Frey tuvo una charla telefónica con Infobae donde adelantó su visión sobre el nuevo paradigma laboral y la distribución de la riqueza en este nuevo entorno mediado por máquinas.

El avance de la automatización y los empleos en riesgo

El experto dijo que la automatización está reemplazando tareas vinculadas a los servicios de salud y los legales, entre otros, pero eso no quiere decir que todos los empleos de esas áreas vayan a desaparecer sino que se van a resignificar. «En el caso de los abogados, por ejemplo, las máquinas verán y procesarán documentos pero eso no significa que vayan a desaparecer los abogados, sino que tendrán más tiempo para ver más clientes, hacer asesoría o pasar más tiempo en los tribunales», destacó.

Los empleos de rango salarial medio, que no son altamente calificados ni requieren una formación especial o universitaria (algunos trabajos administrativos, tareas en call center), son los más afectados e incluso terminarán desapareciendo.

Esta realidad está generando mayor polarización en ese sector. Por eso, según remarca Benedikt Frey, es necesario apostar a la capacitación. «Hay que invertir en educación, desde la primera infancia para mejorar las chances de que esa población estudie y tenga mayores posibilidad de inserción social en el futuro», resaltó.

¿Qué pasa con quienes hoy tienen 30 o 40 años y un empleo con altas chances de desaparecer en manos de un robot o solución de inteligencia artificial? «Todo hay que analizarlo en contexto, no se puede generalizar. De todos modos, si hubiera que pensar en términos amplios, quizás la mejor opción sea considerar mudarse donde haya mayor demanda laboral. Es mejor eso a quedarse sentado esperando en un lugar donde se están reduciendo los empleos en una fábrica. Y los gobiernos también puede implementar estrategias para que el proceso de transición no sea tan difícil», explicó.

A la hora de analizar los nuevos puestos que se crearán en el futuro, Benedikt Frey dijo que si bien se demandarán cada vez más técnicos eso no quiere decir que todos tengan que convertirse en ingenieros. «Hay una gran demanda de expertos en inteligencia artificial, las habilidades técnicas son importantes pero también están las habilidades sociales. La interacción social es muy compleja y se necesitan personas para eso», analizó.

La inteligencia artificial convivirá cada vez más de cera con los humanos (iStock)

La inteligencia artificial convivirá cada vez más de cera con los humanos (iStock)

En este sentido, dijo que hay aspectos humanos que hoy la robótica no puede igualar y que tienen que ver con la interacción social, la creatividad en su máxima expresión, así como la percepción y la manipulación de objetos.

«Los robots o máquinas controladas por computadoras, en general, son malas para desenvolverse en entornos complejos, no son buenas para distinguir objetos y no tienen el nivel de pericia o habilidad humana», manifestó.

La desigualdad en el mundo

La población y la riqueza en el mundo aumentaron pero sigue habiendo pobreza porque el dinero está en pocas manos: el 1% del segmento más rico concentra más del 50% de la riqueza global, según un informe de Credit Suisse. ¿La tecnología ayudará en algún momento a mejorar la distribución del capital?

«La concentración de la riqueza no tiene que ver con la tecnología sino con la falta de competencia. Tal vez haya que pensar en hacer mercados más competitivos. En la tecnología tenemos algunos gigantes pero eso puede cambiar si se genera una buena política económica. No veo un futuro sombrío en este sentido», aseguró Benedikt Frey.

Y añadió que la distribución de la riqueza tiene más que ver con una decisión política. «Si los ricos están usando su poder para torcer la democracia, al final del día, tarde o temprano ese proceso va a generar una reacción y se va a caer», advirtió.

El especialista analizará el impacto económico de la automatización en la presentación “La cuarta revolución industrial: el empleo en la era de la robotización” , que ofrecerá este lunes en Buenos Aires.

El especialista analizará el impacto económico de la automatización en la presentación “La cuarta revolución industrial: el empleo en la era de la robotización” , que ofrecerá este lunes en Buenos Aires.

¿Deberían los robots pagar impuestos?

Hace un tiempo, Bill Gates sugirió que en el futuro los robots podrían llegar a pagar impuestos, entre otras cosas par que ese dinero se use para capacitar a la gente que se quedará sin empleo y así distribuir la riqueza. También podría servir para que no se caiga el sistema previsional y que la población mayor siga teniendo una jubilación.

Consultado sobre este concepto, Benedikt Frey dijo que esta idea no le parecía viable. «A la larga, la prosperidad depende del crecimiento de la productividad. Me parece más razonable gravar los ingresos y redistribuir parte de ese crecimiento a través de la educación, los servicios sociales y los sistemas de salud», concluyó.

 

Créditos: InfoBae

 

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