Derrames y deforestación debilitan escudo natural de manglares en las costas de Falcón

Foto: cortesía vecinos

En Falcón, los manglares están amenazados por derrames de petróleo, deforestación y cambio climático, sin vigilancia ni control. Su degradación compromete la vida marina, la protección costera y el medio de vida de cientos de familias. El 26 de julio, a propósito del Día Internacional de los Ecosistemas de Manglar, se recordó su valor como barrera natural y sustento para comunidades.

Coro. Los manglares del estado Falcón están en peligro. El aumento del nivel del mar, los derrames de petróleo, la deforestación y el avance de actividades humanas sin control, como la acuicultura no regulada, amenazan con alterar estos ecosistemas claves para la vida marina y la protección de las costas.

La situación se agrava por la falta de vigilancia ambiental y el impacto del cambio climático, al que Venezuela está especialmente expuesta. Mientras pescadores reportan peces muertos y la industria petrolera actúa cerca de zonas protegidas, expertos alertan sobre una degradación cada vez más evidente y peligrosa.

Venezuela figura entre el 30 % de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático debido a su ubicación geográfica, lo que pone en riesgo a zonas como los humedales y los manglares.

Estos últimos crecen en zonas intermareales, nombre que se le da a las franjas costeras que quedan expuestas durante la marea baja y cubiertas durante la marea alta. En esos entornos cualquier variación en el nivel del mar puede afectar gravemente su equilibrio ecológico.

Una de las zonas costeras cuyos manglares se han visto más seriamente afectados en Falcón son los del Golfete de Coro. En este humedal —dentro del Parque Nacional Médanos de Coro— han sufrido una fuerte presión por los constantes derrames de petróleo, lo que ha puesto en jaque la salud del ecosistema.

Punto de inflexión

Don Pedro* es uno de los más de 2000 pescadores afectados entre Coro y Punto Fijo por la contaminación en las aguas de Mitare, Río Seco, Tiguadare, Médano Blanco, Punta Cardón, El Cayude, Tacuato y otras comunidades pesqueras.

Se siente particularmente preocupado por un reciente episodio ocurrido en la comunidad rural y pesquera del muro de Mitare, al occidente de Falcón, parroquia Río Seco. Allí, pescadores avistaron unas tres docenas de bagres muertos a la orilla del mar, a pocos metros del ecosistema de manglar de Punta Caimán, hábitat natural de cangrejos, peces y camarones.

Al respecto, el pescador desconoce si es que el mar está más caliente o si tiene que ver con que la industria petrolera abrió las llaves de unas tuberías y se ha empezado a derramar el petróleo otra vez.

“Esto no la había visto antes acá”, aunque sostiene que hace algunos años, recuerda en 2014, se presentó un evento similar en Amuaycito con unas corvinas y recientemente en Boca de Aroa, en Tucacas durante el 2024.

Un equipo de especialistas en oceanografía y teledetección satelital, contactado por Crónica Uno, alerta sobre la frecuente presencia de hidrocarburos en al menos 11 áreas protegidas bajo régimen especial dentro de la Zona Económica Exclusiva de Venezuela. Estos hallazgos corresponden al periodo 2023-2025. El grupo prepara un informe técnico sobre los derrames de crudo en el país.

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Foto: cortesía vecinos

Amenaza real y urgente

La teledetección satelital —como se designa al análisis de imágenes tomadas desde satélites para identificar y monitorear fenómenos en la superficie terrestre, como contaminación, deforestación o cambios en cuerpos de agua— ha permitido identificar derrames incluso en zonas remotas.

Esto incluye espacios dentro de la Zona Económica Exclusiva, franja marítima establecida por el derecho internacional que se extiende hasta 200 millas náuticas desde la costa, donde un país tiene derechos exclusivos para explotar recursos naturales, como el petróleo o la pesca.

Musonda Mumba, secretaria general de la Convención sobre los Humedales, explicó en una conferencia magistral —convocada por Arabia Saudita y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés)— que las amenazas que enfrentan los manglares son reales y urgentes.

Advirtió que las actividades humanas son responsables del 62 % de la pérdida de manglares en la última década, un porcentaje sobrecogedor. En los últimos 50 años ha desaparecido entre 20 % y el 35 % de estos ecosistemas.

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Foto: cortesía vecinos

Sin cifras claras

Aunque no existen datos oficiales que permitan establecer un orden preciso de afectación entre los estados venezolanos por la pérdida de humedales, la información disponible indica que Falcón está entre los más vulnerables.

La degradación de sus manglares responde a múltiples factores: derrames petroleros, deforestación, cambio climático, presión económica y falta de control ambiental. Todo esto enciende las alarmas sobre el futuro de sus zonas húmedas.

Estas son las causas enumeradas por un panel de expertos que prefieren mantenerse en el anonimato por el contexto social y comunicacional en Venezuela.

“Ya no se puede hablar porque por cualquier cosa lo meten preso a uno,”esbozó un experto en zonas costeras.

La defensora de derechos humanos ambientales, Victoria González, expresó a Crónica Uno su preocupación por estos ecosistemas y la poca transparencia informativa. En 2024, tuvo conocimiento de la tala de manglares para un proyecto turístico cerca de los cayos Norte y Sur del Parque Nacional Morrocoy. Sin embargo, el proyecto fue paralizado por la comunidad.

González se refiere a los derechos humanos ambientales, como se clasifica a las garantías que protegen a las personas frente a los daños causados al ambiente. Estas incluyen el derecho a un entorno sano, a la participación en decisiones públicas y al acceso a la información sobre temas ecológicos.

En zona roja

De acuerdo con el informe del Índice de Riesgo Global, Venezuela está entre las ocho regiones de América Latina clasificadas en la zona roja climática, categoría que identifica a los países con mayor exposición a los efectos del cambio climático y con menos recursos para enfrentarlos o adaptarse.

El estudio precisa que el país requiere entre 470 millones y 1,3 billones de dólares para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París, según el BID.

El Informe Nacional sobre los Planes de Ordenamiento y Reglamentos de Uso de las Áreas Bajo Régimen de Administración Especial Marinas y Costeras de Venezuela menciona que existen 95 ABRAE en el país, que abarcan unas seis millones de hectáreas. De estas, 49 incluyen total o parcialmente ecosistemas marino-costeros, lo que representa el 11,5 % del total de las ABRAE y el 4 % del espacio acuático.

Las ABRAE —siglas de Áreas Bajo Régimen de Administración Especial, como se conoce a los territorios legalmente protegidos por su valor ecológico o estratégico, donde se aplican normas especiales para su conservación y uso sostenible— son clave para la defensa de espacios vulnerables como los manglares.

Una verdad reconocida pero poca acción

Autoridades regionales del Ministerio de Pesca y Acuicultura en Falcón han reconocido —incluso en declaraciones radiofónicas— el impacto de los constantes derrames de crudo sobre el ecosistema del Golfete de Coro.

Como respuesta, en abril de 2025 anunciaron un Plan Maestro para el rescate, conservación y desarrollo sostenible del Golfete de Coro. Este plan contempla seis vértices.

El primero abarca la evaluación científica sostenida de los ecosistemas en esta zona de mar marginal conectada con la Península de Paraguaná. Solo ahí convergen cinco oleoductos y dos gasoductos.

Por su parte, el vértice cuatro plantea la recuperación de los ecosistemas afectados. Unos 50 pescadores serían formados para participar en las labores de restauración, pero este plan de formación aún no ha comenzado.

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Foto: cortesía vecinos

Don Pedro* confirmó que conoce del plan, pero no ha visto avances reales ni en la formación de los pescadores. Aunque reconoce que hay algunas acciones en el muro de Mitare, asegura que no “son suficientes y mucho menos están remediando nada”.

La madrugada del 29 de julio apareció el derrame número 82. Elena*, pescadora de Tiguadare, asegura que en pocas horas llegará a los manglares de Punta Caimán: “en lo que entre la calma y las lluvias esto va a ser catastrófico para los manglares. Solo confiamos en Dios”.

CRONICA UNO