Investigadores de la Universidad de Chicago (Estados Unidos) desarrollaron una «vacuna inversa», la cual podría servir para tratar enfermedades autoinmunes, incluyendo la esclerosis múltiple, la diabetes tipo 1 y la artritis reumatoide.
La clave de este tratamiento es su «capacidad para borrar la memoria del sistema inmunológico con respecto a una molécula específica que está causando daño».
Según los expertos, la «vacuna inversa» se basa en el papel que juega el hígado en la «tolerancia inmune periférica», que evita que el cuerpo genere respuestas inmunológicas inapropiadas.
Con este enfoque las moléculas son marcadas con un azúcar conocido como N-acetilgalactosamina, las cuales se dirigen al hígado, donde se desarrolla la tolerancia inmunológica hacia ellas.
Este proceso podría aplicarse a prácticamente cualquier molécula, enseñando al sistema inmunológico a tolerarla en lugar de atacarla.