Según información aportada por el Fiscal designado por la ANC, Tarek William Saab, tres personas fueron aprehendidas con motivo de una pesquisa desarrollada por la policía judicial, con respecto a las actividades de una red que sustraía los chips de las tarjetas de débito y de crédito enviadas al país por bancos extranjeros.
Este servicio, como sabemos, es hecho a través de una conocida empresa de encomiendas. Dos mensajeros de esta compañía fueron captados por la banda, para que les entregara las tarjetas que iban a ser enviadas a sus legítimos dueños.
Los delincuentes sustraían los chips de estas tarjetas, y los colocaban en plásticos emitidos por bancos nacionales. Luego, colocaban chips en desuso en las tarjetas internacionales, para que los mensajeros continuaran sus entregas.
Desde luego, los titulares de las cuentas y las tarjetas solo tenían dos formas de percatarse de este complejo mecanismo: cuando revisaban sus estados de cuenta o recibían alguna notificación, o cuando iban al exterior para hacer consumos, y sus tarjetas eran rechazadas.
Según la información aportada por Saab, al allanar una oficina en el llamado cubo negro de la california los agentes de CICPC encontraron más de 1.000 plásticos que habían sido alterados o que estaban en este proceso.
Los delincuentes, entonces, encontraron y aprovecharon una importante brecha de seguridad. La detención de dos mensajeros de la empresa de encomiendas, y de un tercer sujeto encargado de hacer la suplantación de los chips, no garantiza que la red haya sido desmantelada, y peor aún, que este modus operandi no sea copiado en el futuro próximo.
Por lo tanto, se debe evitar el uso de estos servicios de encomienda. Se aconseja enviar las tarjetas de débito a algún familiar o amigo que esté en EEUU, y solicitar que la traiga en su sobre correspondiente lo antes posible.
De no ser posible, se debe pedir al banco que remita la tarjeta hasta la sede de la empresa de encomienda, y buscarla allí personalmente, evitando de esa forma la intervención del mensajero.
Valga la oportunidad para observar igualmente la inconveniencia de remitir a direcciones en el país los estados de cuenta de los bancos internacionales. Esta información resultará muy valiosa en poder de asaltantes y secuestradores.