Entre los anuncios en materia económica que hizo Nicolás Maduro el pasado lunes, se encuentra la entrada en vigencia del encaje bancario de 60%, ya decretado por el Banco Central de Venezuela (BCV) el 9 de enero. El encaje es una porción de los depósitos que percibe la banca que tiene que ser depositado en el Banco Central de Venezuela (BCV) para efectos de reservas, este encaje lo que hace es limitar o ampliar a capacidad de créditos que tienen los bancos con los recursos que están recibiendo.
Los economistas Luis Arturo Bárcenas y Giorgio Cunto de Ecoanalítica, explicaron que a pesar de que no es fácil de entender y que en Venezuela no opera solo uno sino varios tipos de encajes que se calculan con reglas diferentes y afectan a montos diferentes, este se traduce en una restricción considerable de las capacidades para otorgar créditos.
“Este último encaje que fue elevado al 60% por Nicolás Maduro es lo que se llama el encaje marginal, se toma una referencia de depósitos y toda captación adicional debe ser encajado, eso quiere decir que por cada 100 bolívares adicionales que reciban los bancos respecto a esa diferencia, deberán ser depositados en el BCV”, indicó Cunto.
Sin embargo Bárcenas manifiesta que existe una novedad en este encaje y es que el mismo toca una obligación y sea marginal u ordinario, es la obligación lo que se verá afectado, “lo que se creó a partir de agosto del 2018 en la primera locución de esto de Nicolás Maduro, fue ese encaje especial que ya no es sobre una organización, sino que es sobre un activo de los bancos en el BCV, que son las reservas bancarias”.
Es septiembre del 2018 se anunció un encaje especial sobre el 100% de las variaciones en las reservas bancarias excedentarias, esas son el remanente de todo el dinero que tiene un banco depositado en el BCV menos el encaje, es dinero que el banco por uno u otro motivo mantiene voluntariamente en esas cuentas, este nuevo encaje funciona de manera similar al encaje marginal, solo que no toma como referencia las obligaciones sino esas reservas. “Para efectos prácticos lo que quiere decir es que ponen un techo sobre la cantidad de dinero en esas reservas que los bancos pueden disponer es una especie de corral para los bancos, esto combinado con las otras medidas del encaje se traduce en una restricción considerable de las capacidades para otorgar créditos” señaló Cunto.
Las limitaciones en el crédito, cuando son sumadas a la depreciación del Dicom y a que la recesión no deja a muchos venezolanos con bolívares excedentes para comprar dólares, sí tienen un efecto en contener el tipo de cambio paralelo. Al menos así parecía en los últimos meses del año en el que se notaba un rezago considerable entre el tipo de cambio y el resto de la inflación.
Sin embargo, el pago en bolívares de PDVSA a sus contratistas en las primeras semanas del año, junto con la creciente incertidumbre tanto económica como política, ha impulsado la depreciación del tipo de cambio paralelo en los últimos días. En otras palabras, reducir el crédito no previene que agentes que reciban bolìvares de otras fuentes (como los desembolsos de PDVSA) busquen dólares; de la misma forma que no cambia la percepción de las divisas como vehículos de preservación de valor en tiempos de pesimismo económico.
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