El escritor y licenciado en administración José Antonio Perrella publicó su segundo libro titulado “El nuevo hombre del país porvenir”, una novela en la que presentó múltiples propuestas factibles para la reconstrucción multidimensional de Venezuela.
«Personajes ficticios que viven una vida intensa, algunos personajes dan dolor de barriga, otros dan ganas de llorar, otros en cambio dan ilusión y dan esperanza y al final como va evolucionando las historias de estos personajes vamos sintiendo que la justicia existe y que hay una esperanza sustentada de un mejor país», afirmó Perrella
A pesar de que su segundo libro se abandere con el género literario de “novela”, llena de personajes ficticios, el autor explicó que traerlo a la realidad implicó un proceso de investigación, enfocada en darle protagonismo al individuo, que tiene la responsabilidad y la capacidad de «emprender un camino de transformación.“
«Yo recuerdo que escribí el capítulo dedicado al turismo estando en Margarita y describí las potencialidades, además sustentadas con muchísima investigación y con asesores que me ayudaron fuertemente en la materia, que tiene la isla (…) el tema es que Margarita tiene 5 o 6 veces más potencialidad de desarrollo playero, de una calidad muy superior, además diversa, que por ejemplo República Dominicana y Punta Cana. Entonces mi equipo y yo hicimos el cálculo y nada más en Margarita existe la potencialidad vía turismo internacional de ingresar algo así como 5 mil millones de dólares” contó Perrella
El libro hace una comparación de individuos «despreciables» y entre lo que el considera «el hombre del país porvenir», el cual en su obra está encarnado en el personaje de una mujer en la que deposita las descripciones de lo que desde su perspectiva debería ser el nuevo hombre del país porvenir, “una persona muy diferente a la del pasado”.
«Yo no entiendo que un mejor país sea aquel en donde un empleado, obrero de una empresa, ganaba más dinero raspando un cupo que por su trabajo, eso no estaba bien. Y yo tampoco entiendo que un buen país era aquel en el que un empresario era mejor que todos los demás, no porque en realidad lo fuera ni porque tuviera la mejor idea, el mejor sistema de distribución o el mejor producto, sino porque tenía acceso a Cadivi, a dólares preferenciales, y eso lo diferenciaba del resto y le daba ventajas competitivas que no dependían de su genialidad sino de capacidad de hacer contactos», aseveró Perrella
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