Elio Barazarte Estévez: Mi devoción por José Gregorio Hernández

Elio Barazarte Estévez viene de una familia de artistas, su fervor por la mística cristiana le han llevado a reconocer toda representación de virgenes y santos. Sin embargo, su devoción por José gregorio Hernández es de vieja data.

Una familia de artistas que reúne ancestros como Antonio Estévez, fundador del reconocido Orfeón Universitario y la Cantata Criolla, de esa vena surge un árbol de artistas, sus sobrinos, el recordado Raúl Delgado Estévez y Miguel Delgado Estévez fundadores de El Cuarteto.

Elio no sería la excepción, es publicista, profesor universitario y especialista en metodologías de la investigación y formación cultural, entre muchas otras áreas del saber universitario, que lo han llevado hasta la radio con micros de cultura general, además de preparador de misses en las áreas de cultura y sociedad; su vena hacia el arte lo destaca como un artista plástico de vanguardia y desenfado.

En las propuestas anteriores: Más allá de lo que necesitamos, De lo sublime a lo real, De lo divino a lo profano, Nichos de Fe, y hoy enfoca su obra en Mi devoción por José Gregorio donde encontramos una serie exclusiva de piezas, donde el artista expresa su conexión con el Siervo de Dios y su especial amor a las devociones que cada región venezolana imprime a sus creencias.

 

Todo comenzó cuando tenía nueve años

Cuenta el artista plástico, que su abuela había fallecido,  había un pequeño altar, esa noche la inocencia de niño no le dejó diferenciar el encuentro, pero dice que el logró ver en ese altar lleno de velitas la figura del señor de sombrero y bata.

Al amanecer comentó a su mamá que había visto a un señor y describió cómo era, después le señaló ese es!!! , mostrando una estampa del Dr. Hernández.

Hoy Elio Barazarte Estévez trasladó el fervor de aquel encuentro en obras únicas que  muestran una nueva visión de intervenciones que lejos de significar un hecho profano, se convierten en un homenaje a su devoción aplicando sus técnicas de intervención con material de reciclaje. 

 


Quién fue José Gregorio Hernández Cisneros

Este eminente venezolano nació en Isnotú, Estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864 y murió en Caracas el 29 de junio de 1919 médico, científico, profesor, cuya profunda vocación religiosa, lo llevó a practicar la caridad como norma de vida, lo que le gana el reconocimiento de quienes lo conocían por su solidaridad con los más necesitados.

Toda su infancia la vivió en su pueblo natal, donde su madre se dedicaba a labores del hogar, una mujer muy devota quien falleció en 1872, de quien recibe la enseñanza de hogar y una profunda religiosidad.

Su padre era dueño de un almacén de mercancías, víveres y farmacia. Su primer maestro notaría muy pronto sus habilidades e inteligencia, recomendando a su padre lo enviara a la capital del país.

Por línea materna descendía del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros confesor de Isabel la Católica, fundador de la Universidad de Alcalá y por vía paterna, se emparentaba con el Santo Hermano Miguel (Francisco Luis Florencio Febres-Cordero Muñoz), eminente educador y escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y correspondiente de la Real Academia Española

Su primer maestro, Pedro Celestino Sánchez, director de una escuela privada en Isnotú, intuye en él una inteligencia poco común por lo que recomienda a su padre llevarlo a estudiar a Caracas y es así que a los 13 años.

En 1878, lo envían a Caracas siguiendo una larga y riesgosa travesía: Isnotú, Betijoque, Sabana de Mendoza, Santa Apolonia y La Ceiba en mula; navegando por el lago hasta Maracaibo, y después por mar a Curazao, Puerto Cabello y La Guaira, y por tren, desde este puerto, llega finalmente a la ciudad capital.

En Caracas comienza a estudiar en el Colegio Villegas donde gracias a sus sobresalientes notas, se desempeña como profesor de aritmética para los alumnos del primer curso. Allí estudió preparatoria y filosofía, graduándose de Bachiller en Filosofía.

Luego ingresa a la Universidad Central de Venezuela, siendo el estudiante más destacado de su época

Finaliza sus estudios universitarios y recordando un ruego de su difunta madre regresa a su pueblo natal a ejercer la medicina en un pequeño consultorio provisional, allí crece su fama como médico y su vocación de servicio y ayuda a los más necesitados.

Se radicó en Isnotú hasta el año de 1889, ejerciendo la medicina en todos los Andes venezolanos, hasta que gracias a una recomendación de uno de sus profesores hecha al Presidente de la República Dr. Juan Pablo Rojas Paúl para que fuera a París a estudiar, retoma sus estudios en Europa.

En noviembre de 1889, el Dr. José Gregorio Hernández ya se encontraba cursando estudios en Escuela de medicina de París, en los laboratorios de Charles Robert Richet (Premio Nobel de Medicina 1913), donde se hace condiscípulo de los más destacados alumnos de Luis Pasteur, todos ellos precursores de la Bacteriología.

Terminados sus estudios en París se traslada a Berlín para estudiar Histología y Anatomía patológica e inicia un nuevo curso de Bacteriología. Regresa a Venezuela, trayendo consigo valiosos equipos médicos para el recién inaugurado Hospital Vargas, entre los que estaba el primer microscopio en Venezuela y comienza a dar clases en la Universidad Central de Venezuela.

Siendo un hombre con una profunda fe en Dios, el Doctor José Gregorio Hernández dedicó su vida al servicio de los más necesitados, los enfermos a quienes atendía con solicitud y abnegación, los pobres, a quienes dedicaba gran parte de sus recursos y los estudiantes, a quienes prodigaba todos sus conocimientos acumulados tras años de estudios e investigación.

Debido a su fe católica, decide suspender sus labores para hacerse religioso e ingresar en La Cartuja de Farneta de la Orden de San Bruno, en la ciudad de Roma, allí realiza los cursos de Teología del Pontificio Colegio Pío Latino Americano, lo cual suspende debido a una afección pulmonar que le forzó a retornar a Venezuela, donde llegó el 16 de julio de 1908.

Su fe inquebrantable nunca generó un conflicto con su profesión y las investigaciones que realizaba, siempre se esforzó por combinar sus creencias con los aportes que realizó a la ciencia médica venezolana.

Fue Franciscano terciario (Orden Franciscana Seglar de Venezuela), Viviendo el carisma de San Francisco de Asís, reconociendo en el pobre a la persona de Cristo sufriente, a quien sirvió a través de sus pacientes.

Su proceso de Beatificación fue iniciado 1949, conducido por el entonces arzobispo de Caracas, monseñor Lucas Guillermo Castillo ante la Santa Sede. Luego de iniciar el proceso, y completados los primeros casos, José Gregorio Hernández fue nombrado “venerable” por el papa Juan Pablo II el 16 de enero de 1986, lo cual permitió seguir adelante hacia la beatificación.

Tres veces interrumpe su labor académica y científica, la primera cuando decide hacerse religioso, la segunda a partir del 1 de octubre de 1912, cuando el general Juan Vicente Gómez decreta el cierre de la Universidad Central de Venezuela y una más corta cuando en 1917 viaja a las ciudades de Nueva York y Madrid para realizar estudios, quedando a cargo de sus cátedras el doctor Domingo Luciani.

Reinicia sus actividades el 30 de enero de 1918, hasta su muerte, ocurrida el 29 de junio de 1919.

Como catedrático fundó las cátedras de histología normal y patológica, fisiología experimental y bacteriología de la UCV.

En 1972 la Santa Sede lo declara Siervo de Dios y por tal motivo en 1975 sus restos son exhumados del Cementerio General del Sur en Caracas y trasladados a La Iglesia parroquial de Nuestra Señora de Candelaria en la misma ciudad.

El 15 de enero de 1986 el papa Juan Pablo II lo eleva a la categoría de Venerable


Barazarte Estévez apuesta a que muy pronto tengamos en Venezuela a San José Gregorio Hernández y en su última obra lo destaca aureolado, dice que lo importante de esta colección es regalar las facetas del médico de los pobres, que no solo fue galeno, sino filósofo y músico , además tenía especial afecto por los actos llenos de bondad y humildad.

Su bata de médico esta cubierta de ojos que expresan la mirada del Siervo puesta en cada ser que este sufriendo enfermedad, para que los mire con piedad y cure de sus males.

Para cerrar explicó a Fedecámaras Radio, que en honor a los milagros que se le han adjudicado a José Gregorio Hernández Cisneros,  y que recorren el camino hacia la santidad, en la espera de la firma del Vaticano, decidió pedirle favores especiales para que vea con misericordia a Venezuela ante la pandemia de COVID-19 para que no nos impacte como a otros países de la región.

José Gregorio Hernández luce un tapabocas y los colores de la Bandera de Venezuela en su espalda que semejan la subida a la santidad

Sus obras serán expuestas próximamente, pero puede contactarle a través de su cuenta de Instagram @ebearte11  para adquirir las piezas.

También puede leer: Endulza el día de las madres con las galletas de «Lulú Repostería»