El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó este lunes las expectativas optimistas con Latinoamérica, una región que espera ahora que se expanda un 1,2 % este año, un crecimiento una décima menor al registrado en 2017, debido principalmente a los problemas en Argentina y las dudas en Brasil.
La nota más negra del análisis de la región latinoamericana sigue siendo Venezuela, que vive una profunda crisis económica que se traducirá en una contracción del 18 % para este año y del 5 % para 2019, de acuerdo a los cálculos del FMI.
Sumado a este panorama, el ente financiero mundial aseguró que prevé que Venezuela tendrá en 2019 una inflación de 10.000.000 %.
En su informe, el organismo con sede en Washington proyectó que la inflación en Venezuela se disparará al 1.370.000 % a final del presente año, una situación que la entidad ya comparó en julio con lo que vivió Alemania en 1923, durante su periodo de hiperinflación después de la Primera Guerra Mundial.
Uno de los detalles más relevantes de estas nuevas previsiones para la región, es que están calculadas cuatro décimas por debajo de lo calculado en julio, al igual que los pronósticos para 2019, que cayeron hasta el 2,2 %.
El FMI atribuyó en gran parte el descenso en sus cálculos para América Latina a la situación que se vive en Argentina, con una contracción estimada del 2,6 % para este año y del 1,6 % para 2019, de acuerdo al informe de “Perspectivas Económicas Globales” presentado hoy en Bali (Indonesia).
La economía argentina, que creció un 2,9 % en 2017, verá frenada su progresión en 2018 y entrará en recesión debido a unas condiciones financieras mundiales “más estrictas, un escándalo de corrupción interno y una incertidumbre persistente sobre el éxito del plan de estabilización subyacente al programa con el FMI”, según el documento.
El FMI y el Gobierno argentino pactaron en junio un plan de ayuda financiera por valor de 50.000 millones de dólares y tres años de duración, a los que se sumaron 7.100 millones de dólares adicionales, para tratar de estabilizar la economía del país sudamericano.
En su nuevo reajuste de sus pronósticos mundiales, la institución financiera dirigida por Christine Lagarde también redujo las previsiones de crecimiento para Brasil, un país llamado a ser el motor de recuperación de la región, pero que está inmerso en una coyuntura de incertidumbre política.
En concreto, el Fondo espera que Brasil crezca un 1,4 % en 2018 y un 2,4 % en 2019, cuatro y una décima por debajo de las previsiones de hace tres meses, respectivamente.
En su informe, los expertos del FMI justificaron esta revisión a la baja del país carioca por el impacto que tuvo la huelga de camioneros en mayo, que afectó a prácticamente todos los sectores de la economía, especialmente la industria y los servicios; y por las condiciones externas del mercado financiero.
Otro de los países con peso económico en la región, México, también vio sus pronósticos rebajados, aunque en menor medida que Argentina y Brasil.
El Producto Interior Bruto (PIB) del país azteca aumentará un 2,2 % y un 2,5 % en 2018 y 2019, respectivamente, lo que supone una rebaja de una y dos décimas respecto a lo indicado por el organismo multilateral hace tres meses.
Esta disminución, según el FMI, “refleja el impacto en la inversión y la demanda interna de la incertidumbre prolongada relacionada con el comercio”, en referencia a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan), que no se selló hasta la semana pasada.
A pesar de las rebajas en el desarrollo esperado para las principales economías de la región, Bolivia (4,3 %), Chile (4 %), Paraguay (4,4 %), y Perú (4,1 %) sí crecerán a un ritmo importante este 2018.
Por otro lado, el FMI prevé que Centroamérica crecerá en 2018 un 2,8 % y un 3,8 % en 2019, unas cifras que se vieron revisadas a la baja en cinco y tres décimas, respectivamente, en comparación con hace tres meses.