Con el relajamiento progresivo de la cuarentena, comienza a percibirse en las calles el impacto social que ha tenido la prolongación de la crisis económica y sus consecuencias inmediatas en la seguridad ciudadana.
En Caracas, en esquinas donde hay embotellamiento, llegan las personas a limpiar los vidrios o a hacer malabares que posteriormente quieren cobrar. Aquellas personas que no pagan pueden ser víctimas de agresiones o insultos.
La mendicidad agresiva no es exclusiva de las grandes ciudades venezolanas. En Nueva York fue estudiada en profundidad para el diseño de medidas preventivas.
Cuando una persona es objeto de mendicidad agresiva, debería acudir lo antes posible al puesto más cercano de policía preventiva, ya sea municipal o estatal, para poner a los agentes al tanto de la situación.
Por regla general, la sola presencia de los oficiales es suficiente para disuadir a los que incurren en esta práctica.
En estas circunstancias, se debe evitar la confrontación directa con las personas que están exigiendo un pago. Simplemente se debe rechazar con cortesía la oferta del servicio, y si la persona insiste intentar el alejamiento del lugar lo más rápido posible.