El impacto de la regulación de revalorización de activos en la banca pública fue diferencial y mucho más favorable a la dinámica hiperinflacionaria que atraviesa el país. En el marco del cierre del primer semestre del año, y el octavo mes de hiperinflación, el Gobierno ha demostrado que no está dispuesto a sacrificar el financiamiento de sus gastos fiscales mediante la creación de dinero y espera que el sector privado pague los costos que el intenta evadir.
Jean-Paul Leidenz y Guillermo Arcay, economistas de Ecoanalítica señalaron que en realidad, la revalorización de activos discriminó al sector privado considerablemente, mientras que en diciembre el patrimonio del sector privado representaba el 66,1% del total, en enero solo alcanzó el 20,7%. Comparado con un aumento nominal de 1.210,2% del patrimonio privado solo creció 75,5% nominalmente, implicando una contracción de 8,0% en términos reales.
«En el mismo momento en que el patrimonio de la banca pública se multiplicó por un factor de 13,1% en enero, las inversiones en (deuda pública denominada en VEF) de la misma se multiplicaron por 18.3. En tan solo un mes, la banca pública pasó de poseer 41.0% de los títulos de deuda pública denominados en bolívares a ser dueño del 88,7%«, expresó Leidenz.
Durante todo 2018, se ha mantenido la política de expansión de las inversiones en dichos títulos por parte de la banca pública. En los primeros cinco meses, aumentaron 23.594% nominalmente, alcanzando un pico en términos reales en febrero que fue mayor al nivel de los 15 meses previos.
Mientras que en 2017 la tenencia de títulos de deuda de la banca pública equivalía a 18,1% de su cartera de créditos, en 2018 ha sido 455,2% en promedio. En su momento más asimétrico durante febrero, los títulos de deuda pública en posesión de la banca estatal fueron 7,3 veces su cartera de créditos. La cartera de créditos de la banca representa solo 3,8% de lo que era en mayo de 2015.
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