La Cámara de Caracas: el 2019 ha sido un año lleno de calamidades

La llegada de la temporada decembrina 2019 exige que la Cámara de Caracas presente su correspondiente Mensaje de Fin de Año a sus afiliados, a la comunidad de actores que conforman el sector empresarial y a la comunidad en general.

Ninguna duda en cuanto a que el año que culmina ha estado lleno de calamidades de dimensiones profundas no solo para quienes tienen la responsabilidad de crear, producir, transformar y ofrecer bienes y servicios de máxima calidad, sino también para la cada vez más creciente mayoría de venezolanos que se encuentran en la imposibilidad de recibirlos o adquirirlos. Actualmente ya son 11 millones los venezolanos que no tienen capacidad de compra y viven en paupérrimas condiciones.

Arruinada nuestra moneda

La razón ya ha sido ampliamente estudiada, identificada y explicada por los expertos: el dañino proceso hiperinflacionario que caracteriza nuestra economía alcanza ya tres años, arruinando nuestra moneda, nuestra tradicional forma de convivencia y calidad de vida. El salario del trabajador junto al ingreso familiar han sido pulverizados, sin que se perciba estrategia o decisión en procura de correcciones por parte de las autoridades competentes.

Venezuela excluida

Por otra parte, el 2019 lo hemos analizado como un lapso en el cual nuestra Venezuela ha sido excluida como destino confiable para las inversiones, tanto nacionales como extranjeras. Ha continuado el cierre de industrias, la reducción de la producción nacional de bienes, la aparición de innumerables espacios comerciales que ofrecen alimentos importados sin regulación ni control fiscal o sanitario alguno, mientras se constata una disminución de formales y legales centros de distribución de bienes y servicios. Mientras que la gran mayoría de naciones del mundo que se globalizan, tecnifican, innovan y crecen, hoy  vemos como nuestra Venezuela, dada las políticas que se insisten imponer desde el sector gubernamental, se auto excluye, se margina, pierde interés, se reduce, mira hacia atrás.

Nos sentimos obligados a repetirnos una vez más: Sin la modernización de nuestra infraestructura energética y eléctrica, complementada con modernos sistemas de salud, educación, vialidad y seguridad resulta imposible alcanzar una reactivación económica y productiva.

Para la Cámara de Comercio Industria y Servicios de Caracas es un imperativo ético dejar constancia de su profunda preocupación por el empobrecimiento, envejecimiento y deterioro del tejido productivo nacional, tanto a nivel del campo, como el industrial y el comercial, así como en el estratégico mundo de nuestras industrias básicas.

La diáspora

Por otra parte, una rápida evaluación de lo que ha sido nuestra agenda de trabajo en el 2019 refleja como una de nuestras máximas preocupaciones lo relativo a la fuga masiva hacia el exterior tanto de talento especializado como de mano de obra calificada. Los expertos ya nos señalan que son más de 4 millones 500 mil venezolanos los que por diferentes motivos y caminos han emigrado, conformando lo que se denomina la “diáspora venezolana”. Nunca antes tuvimos vocación de emigrantes. Hoy vemos como otras sociedades, otras economías, se benefician fácilmente del costoso y valioso proceso de formación de capital humano que por muchos años tuvimos. Las universidades, nuestros centros de formación técnica y las diversas iniciativas empresariales dedicadas a la capacitación muestran durante el 2019 alarmantes cifras e índices sobre este doloroso aspecto.

Caracas sin doliente

En nuestro mensaje del pasado año alertamos sobre la connotación del continuado deterioro de nuestra ciudad capital. Desde las instancias municipales, metropolitana y nacional pareciera que nadie es responsable de implementar modernas y eficaces políticas públicas que lo eviten. A nadie le ha interesado esta lamentable realidad. Tal desmantelamiento y destrucción ha continuado este año, representando miles de millones de bolívares en pérdidas innecesarias. Caracas –nuestra capital- dejó atrás aquella marca que la  vinculaba con la convivencia, el verdor y el acompañamiento del cerro Ávila, para estar más identificada con situaciones de hambruna, suciedad, inseguridad, deterioro de las vías públicas, carencia de servicios de agua, luz y comunicaciones.

El empresario comprometido que insiste

Aquí hoy nos hacemos nuevamente presentes. Hemos cumplido 126 años de existencia, demostrando semana tras semanas actitudes y conductas responsables y comprometidas con un país que quiere y debe ser prospero, moderno, pacífico. En este sentido, aprovechamos este mensaje de Fin de Año para hacer un nuevo y público reconocimiento a ese grueso de empresarios y emprendedores que insisten en representar y defender sus instituciones, sus bienes y servicios así como su más preciado capital: sus equipos humanos experimentados. Nos referimos a quienes más allá de las innegables adversidades que han experimentado siguen de pie, siguen explorando mejores oportunidades, futuros diferentes en los cuales la eficiencia, la productividad, la competencia, el bienestar, la lucha contra la pobreza y la desigualdad conforman un norte deseable y posible.

Para todos, para cada núcleo familiar en este promisorio Valle de Caracas, en cada módulo u oficina de trabajo o emprendimiento, para cada comunidad o barriada vecina, nuestros más sincero deseo de bienestar y paz, seguros de que con insistencia y sabiduría juntos vamos a encontrar más temprano que tarde una ventana de oportunidad que genere el cambio que todos deseamos.