Para el mes de abril la industria petrolera mundial sufrió un duro golpe. Este periodo se considera como el más desastroso en la historia del mercado internacional de hidrocarburos.
Los precios del ‘light sweet crude’ de Estados Unidos (WTI) llegaron a estar por debajo de cero, lo que causó pánico en los mercados y mucha incertidumbre en el mundo del crudo, sobre todo para los productores del mismo.
La pandemia de COVID-19 logró la mayor recesión económica de todos los tiempos y trajo consigo una caída sin precedentes de la demanda de crudo.
La demanda petrolera sufre las consecuencias
La demanda petrolera estimada para el cierre del mes de abril fue 35 MM b/d menos que la de diciembre 2019.
El mundo demanda normalmente unos 100 MM b/d de crudo y los requerimientos cayeron un 35% debido al proceso de cuarentena mundial.
Los gobiernos y las organizaciones comienzan a tomar medidas para reducir el impacto abismal de la caída de la mayor industria extractiva del planeta.
La OPEP se comprometió a bajar la producción de crudo en casi 10 millones barriles diarios (9,7 MM b/d) a partir del 01 de mayo 2020.
Mientras que EE.UU, Canadá, Brasil, México y otros países miembros del G-20, decidieron empezar a trabajar en conjunto para que el ajuste global de la oferta petrolera alcance un rango entre los 15 y 20 MM de b/d.
Ante la caída de la demanda, el almacenamiento del crudo llegó al tope, causando el desplome del precio en abril de hasta -37 USD/b.
A pesar de que en estos momentos los precios se encuentran por encima de la zona cero, las perspectivas para el mundo petrolero siguen siendo negativas e inciertas.
La demanda no volverá a un panorama positivo hasta que los escenarios de recesión económica cambien y esto no sucederá hasta que el contexto actual sobre la pandemia y sus medidas cambie.
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