El pasado 26 de septiembre, la Organización Mundial de Propiedad Intelectual – OMPI- hizo público la nueva edición del Índice Mundial de Innovación (GII por sus siglas en inglés), en el cual clasifica a 133 países considerando sus ecosistemas de innovación, según 78 indicadores construidos con base en datos de fuentes internacionales de información, públicas y privadas, develando las principales tendencias. Con ello también evalúa los 100 principales clústeres de ciencia y tecnología.
Suiza, Suecia y Estados Unidos ocupan los tres primeros lugares de la clasificación, Singapur sube a la 4ª posición, seguida de Reino Unido, quedando catalogadas como las economías más innovadoras del mundo. China (11ª), Turquía (37ª), la India (39ª), Vietnam (44ª) y Filipinas (53ª) son las economías que más rápido han subido en 10 años.
Brasil sigue siendo el primer país de Latinoamérica, ocupando la posición 50a, seguido de Chile (51a) y México (56a) quienes mejoran su posición en uno y dos puestos, respectivamente. Otras siete economías de la región mejoraron su posición en la clasificación: Colombia (61a), Paraguay (93ª), Uruguay (62ª), Costa Rica (70ª), Perú (75ª), Panamá (82ª) y Honduras (114ª).
En relación con la clasificación de los 100 principales polos de ciencia y tecnología, encontramos que Tokio-Yokohama (Japón) se sitúa en la primera posición, seguido por Shenzhen-Hong Kong-Guangzhou (China) y Beijing (China) en la segunda y tercera posición. En sexta posición aparece San José–San Francisco, CA como el polo estadounidense con mejor clasificación y París, en la posición 12, como el polo europeo con mejor posición. El polo de São Paulo es el único de América Latina situado entre los 100 primeros, en la 73ª posición.
En esta edición del GII, la 17.ª desde su lanzamiento, el tema especial incluido en el estudio fue “Desbloqueando la promesa del emprendimiento social”, por lo cual, tomando como base las experiencias de agentes clave en este tema, se analizan los vínculos entre innovación y emprendimiento social y su impacto en el entorno global, explicando la razón de que aparezca como un elemento destacado del diálogo internacional sobre políticas de desarrollo e innovación y un área de creciente interés para la cooperación internacional.
Aun cuando Venezuela no aparece en el estudio, la información y las principales conclusiones presentadas en él son de significativo valor para orientar la formulación de políticas, programas, metas y acciones, con miras a fortalecer el ecosistema de innovación venezolano y justipreciar los resultados de las actividades de I+D+i de nuestras universidades y organizaciones de apoyo al emprendimiento.