El pasado jueves 07 de septiembre, el presidente Nicolás Maduro realizó un anuncio sobre nuevas medidas económicas que se pondrían en marcha a partir del 1 de septiembre. La economista Anabella Abadí manifestó que, dichas acciones solo comprueban que mientras “lo económico debería ser la prioridad en términos de políticas públicas, lo político sigue siendo lo prioritario”.
La forma en que se hicieron estos anuncios dice que las políticas públicas siguen manejando la sociedad; debido a que, el Gobierno no necesita aprobar nuevas leyes, ni acudir a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) para hacer las reformas económicas que se necesitan. Dichas leyes se pudieron aprobar a través del decreto de emergencia económica realizado en enero del 2016, que actualmente continua en vigencia la prórroga del quinto decreto, expuso la economista en el programa «Marca País» con María Isabel Párraga.
“Queda claro que esto no tenía la finalidad de mejorar la situación o resolver la crisis, sino que está tratando de aminorar los costos políticos que está generando la crisis económica”, sostuvo.
A su juicio, se quieren seguir imponiendo las mismas medidas económicas con nombres diferentes; un ejemplo claro de esta situación son los controles de precios que ahora son llamados “precios acordados”. Por otra parte, se dice que las sanciones norteamericanas generan problemas en la economía venezolana, “cuando en realidad es la política de desorden y gasto fiscal que llevo a Venezuela a gastar muy por encima de lo que estaba recibiendo”, sentenció la economista.
Fracaso tras fracaso de las medidas económicas
El Dicom surge el 27 de marzo y ese mismo día el Ejecutivo dice que se necesitan inversionistas extranjeros para colocar las divisas en este nuevo sistema para que fuera viable. “Lamentablemente estas divisas no entran y las que está recibiendo el gobierno central no son suficientes”, explicó.
Además, “se vende la idea de que son las sanciones de EE. UU. las que limitan la entrada de dólar”; con este argumento el Gobierno manifiesta que hay que romper las cadenas que nos atan a este dólar, y habló la posibilidad de agregar nuevas monedas, como rupias o yuanes para las operaciones de comercio exterior.
Los yuanes y rupias son monedas de socios geopolíticos del Gobierno central; pero, según la economista, “esto genera un problema logístico” debido a que estas no son monedas de fácil convertibilidad. “El dólar lo aceptan todos los países del mundo, los yuanes y las rupias no”, aseveró.
Abadí añadió que para adquirir bienes de un país que no acepta estas monedas, se tendrá que acudir al mercado internacional a vender estas monedas por dólares; “básicamente, un problema operativo”.
Recordó que, “nuestro principal socio comercial es EE. UU. y eso sin contar la actividad petrolera”. Y en tal caso, México, es uno de los socios que surte al país de alimentos para abastecer los llamados servicios de Comités Local de Abastecimiento y Producción (CLAP) y éste tampoco acepta yuanes y rupias.
Dicha cesta monetaria impacta el mercado del dólar, limita las importaciones, y aumenta el mercado paralelo, culminó la economista Abadí.
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