“Estuve hablando con un amigo para ayudarle a llevar algunas de sus cosas a Chico (California). Después me saltó una notificación de TripAdvisor sobre mi próximo viaje a Chico”, cuenta un usuario en Reddit, uno de los mayores agregadores de noticias y foros de internet. “Cuando estoy con amigos y hay algún móvil cerca, siempre tengo dudas sobre si hablar de determinados temas. Escuchas y lees muchas historias”, escribe otro. Detrás de esos comentarios está el miedo a que los móviles puedan escuchar las conversaciones privadas y las guarden para después enviar publicidad personalizada. Es el pánico de los usuarios a no saber en manos de quién está su privacidad.
¿Es eso posible? ¿Los móviles tienen la capacidad de escuchar y procesar sonidos las 24 horas del día? Todo depende de los permisos que activa el propietario del teléfono. “El 99% de los usuarios son ignorantes. Por el bien de la humanidad se debería exigir un examen de aptitud para permitir el manejo de un smart phone, tableta o portátil con conexión a Internet, como sucede con el carné de conducir para circular por las vías públicas”, opina Enrique Vidal, premio nacional de Informática en 2011, concedido por la Sociedad Científica Informática de España.
Varios expertos consultados coinciden en que el problema es el mal uso que se hace de la tecnología; el desconocimiento lleva a que se puedan cometer abusos. “No hay que echar la culpa a las tecnológicas, sino formar a los ciudadanos. Entender el lenguaje de Internet es básico y se debería incluir en el programa académico escolar”, señala Carlos Martínez, profesor de Programación de la Universidad Politécnica de Valencia. El principal problema es, en su opinión, que la mayoría de usuarios nunca se leen los términos y condiciones de privacidad de las aplicaciones que se instalan en el móvil.
Al descargar una aplicación, el usuario debe dar permiso a los requerimientos que le llegan y aceptar, por ejemplo, que la app acceda a su micrófono, cámara de fotos o geolocalización. «Algunas no necesitan acceder al micro, pero tal vez los desarrolladores se estén adelantando a algún servicio que ofrecerán en el futuro y por eso prefieren solicitar el permiso desde el principio», apunta Bart de Boer, investigador del laboratorio de Inteligencia Artificial de la Universidad Libre de Bruselas. «Una vez que das permiso, no puedes saber si te están escuchando las 24 horas del día», añade.
En 2016, la periodista de Tecnología de la BBC Zoe Kleinman retó a dos expertos en ciberseguridad de la compañía Pen Test Partners, en Buckingham (Reino Unido), a desarrollar una app capaz de escuchar a los usuarios a través del micrófono del móvil. Su intención era comprobar si era viable desde el punto de vista técnico. Después de dos días de trabajo, los ingenieros crearon un prototipo para Android, lo instalaron en el teléfono y le dieron acceso total al micro. Consiguieron que la app transmitiera en tiempo real. Aunque «con algunas dificultades», fueron capaces de identificar las palabras clave de las conversaciones, cuentan en su web.
«Te puedes preguntar qué interés tienen las tecnológicas en ofrecer un servicio con un coste de desarrollo tan elevado si no van a sacar provecho de ello. La voz se transforma en texto y no sabemos si lo usan para recomendar publicidad y hacer negocio con terceros. Nunca explican cómo funciona su tecnología», opina Bart de Boer, de la Universidad Libre de Bruselas.
La falta de transparencia y la complejidad de los textos sobre los términos y condiciones de las aplicaciones es otro de los obstáculos para los propietarios de los móviles. Con la entrada en vigor del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) el próximo 25 de mayo, diseñado para unificar las leyes de privacidad de toda Europa, las compañías están llamadas a presentar de forma clara sus métodos para recabar los datos personales de los usuarios.
Desde Apple aseguran que uno de sus retos es conseguir que los usuarios entiendan todas las acciones relacionadas con su privacidad. A diferencia de otras compañías, Apple exige a todos los desarrolladores que crean aplicaciones para iOS (su sistema operativo) que ofrezcan tres opciones al propietario del terminal: permitir el acceso al micrófono siempre, nunca o solo cuando la appestá abierta y en funcionamiento. Ese último es el punto diferencial, ya que el usuario decide cuándo cerrar la aplicación y, por tanto, todos los accesos a las prestaciones de su móvil. Lo mismo sucede con el acceso a la cámara, localización y otros.
Además de las apps, están los sistemas de reconocimiento de voz, un servicio lanzado por empresas como Google o Apple que permiten activar búsquedas de información con solo pronunciar dos palabras: «Ok Google» o «Oye Siri», y a continuación la petición. Por ejemplo, si tienes un Android -sistema operativo de Google- puedes decir “Ok Google, ¿qué temperatura se prevé para las ocho de la tarde?” y el teléfono te contesta.
Créditos: El País
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