En el ranking mundial de competitividad publicado a inicios del 2017, Venezuela se ubicó en la casilla número 127 de 137 puestos posibles, lo cual representa una desmitificación desde cualquier punto de vista del que se le observe, así como lo es el punto de vista gerencial y empresarial y se le adjudica como “un nuevo triunfo de la revolución del siglo XXI y el plan de la patria”, así lo manifestó el ex presidente de Fedecámaras, Francisco Martínez.
“No es casual que Venezuela se encuentre los últimos lugares de este ranking y que, además también sea uno de los peores ecosistemas para invertir en el mundo”, expresó Martínez. Esta situación genera un sistema en el cual no existe ni la confianza ni el ambiente para generar condiciones de trabajo decente.
El ex presidente destacó que la posibilidad de ascender en este ranking de competitividad, en el cual el país se encuentra en los últimos puestos es directamente proporcional a la disposición de un gobierno en cooperar de manera unida con el sistema de empresarios de un país, “son ciclos evolutivos que llevan tiempo, en el caso de Venezuela, primero hay que recuperar el sistema económico, regenerar el sistema empresarial, el sector salud…”.
Martínez indicó que generalmente encuentros entre empresarios, trabajadores, sociedad de pie y los gobernantes, no ocurre con facilidad, básicamente porque entre ellos mismos no confían los unos a los otros; entre los entes públicos con los privados la desconfianza ha existido y el gobierno actual ha fomentado que sea nulo o casi nulo.
“Tanto los empresarios venezolanos como los mismos ciudadanos, en estos últimos 20 años, se ha acostumbrado a sobrevivir” resaltó Francisco Martínez, además preocupado, de manera tal que esta misma sobrevivencia genera en las personas una pérdida de nociones o “del envión de lo que es la competitividad real”.
Asimismo, finalizó la entrevista Francisco Martínez, en el programa “Gerencia a Dos Tonos” con los locutores Víctor Roa e Iván Acosta, agregando que Venezuela, en el plano económico es un país relativamente fácil de recuperar, “tanto por sus recursos naturales, una base estructural y empresaria que, pese a encontrarse paralizada, se encuentra acá”, puesto que reactivando todos estos factores que el país tiene a favor, en un plazo de 12 meses puede arrojar “sistemas de recuperación en varios sectores”.
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