Nueva modalidad de estafa nigeriana donde ofrecen ayudas y actos de caridad

Hace pocos días recibí un inquietante mensaje directo a través de la cuenta Twitter. Debido a sus características, es conveniente que ustedes lo escuchen en su totalidad. El mensaje está escrito en inglés desde una cuenta a nombre de Ann Laurent, por lo que a continuación les hago una traducción libre: “felicidades para usted. Mi nombre es Ann Laurent, una viuda de 63 años a la que le han diagnosticado un cáncer de seno en etapa 4 y que no vivirá por más de dos meses. Tengo una suma de 5.200.000 dólares, y deseo que usted me ayude a compartirlos con casas de orfanato, pacientes enfermos de cáncer y personas menos privilegiadas, tanto como dios y mi cáncer lo permitan. Por favor contácteme para darle más detalles”. Acto seguido, la remitente suministra una dirección de correo electrónico. Desde luego que Ann Laurent, o @ann86098771 ni siquiera existe.

¿Cuál será entonces el sentido de ofrecer a un extraño la administración de semejante fortuna?

En realidad, estamos ante una nueva cara de la llamada estafa nigeriana, que comenzó a ser conocida en la última década del siglo pasado y que ha logrado adaptarse y sobrevivir. En este caso, la cuenta suscrita por Ann Laurent con seguridad remitió cientos de miles de mensajes a través de las redes sociales, con la finalidad de ver quién de esos cientos de miles de personas pica el anzuelo. Esto es, entablar una relación con Laurent, que puede estar motivada por el interés en manejar los 5 millones 200 mil dólares y ganar algún porcentaje en el camino, o simplemente participar en una labor social benéfica. Lo interesante de esto es que la estafa nigeriana ha cambiado y enriquecido sus discursos. El año pasado en este mismo espacio referíamos cómo llegaron numerosos correos electrónicos proponiendo al receptor la coparticipación en el ocultamiento del dinero procedente de la corrupción. Ahora, esto cambió. lo que se plantea es una ayuda, casi un acto de caridad. Pero en el fondo el propósito es el mismo: que ustedes, amigos oyentes, suministren los datos de sus cuentas en la banca internacional y aporten pequeñas sumas a Ann Laurent o a alguien que ella designe, con la excusa de ayudar en los gastos administrativos de este proyecto, lo que al final no será más que una forma de estafa, finamente hilvanada.