Esa consulta realizada sin las máquinas de smarmatic, sin los lapsos establecidos para su convocatoria, sin la logística y el respaldo del Consejo Nacional Electoral (CNE), sin campaña en los medios masivos de comunicación tradicionales y sin la presencia del Plan República, constituyó una verdadera gesta trascendental y una muestra del rechazo que genera el gobierno de Nicolás Maduro.
La movilización del domingo fue 2,4 veces mayor que la de las elecciones internas del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) en 2015 y de la Mesa de la Unidad Democrática (Mud) en 2012.
Los 7,6 millones de electores que se movilizaron en la consulta popular de la MUD representan más del doble de la participación que hubo en las primarias más concurridas de la historia venezolana.
El 28 de junio de 2015 el PSUV utilizó su maquinaria para elevar a 3,16 millones de personas la cifra de participación en la escogencia de sus candidatos para los comicios parlamentarios de ese año. La concurrencia opositora del domingo 16 de julio fue 2,4 veces mayor que eso. También fue superior a la de las primarias opositoras más concurridas: 3,07 millones de votantes en 2012. No existe un proceso específico con el cual pueda compararse la votación del domingo.
Las primarias son consultas que se reducen a la base dura de una organización, pero las elecciones de distinto tipo, convocadas por el CNE, tienen una estructura logística y organizacional mucho mayor a la que pudo levantar la MUD en corto tiempo.
El domingo estaban convocados todos los venezolanos con derecho a voto, pero en vez de más de 14.000 centros y 40.000 mesas, como tiende a haber en las elecciones organizadas por el CNE, había 2 mil centros y 14 mil mesas. A pesar de que la MUD y algunos analistas han dicho que los resultados son vinculantes, legalmente había dudas sobre esto, lo que pudo desanimar la participación de algunos.
De cualquier manera, si se analiza la situación desde las perspectivas del tipo de elector que tienden a movilizar las primarias, los números del 16J sugieren que el rechazo al gobierno de Nicolás Maduro ha hecho que la oposición fidelice al grueso del electorado que votó por los candidatos de la Unidad en las Parlamentarias de 2015.
La cifra final conseguida por la MUD en ambos procesos es casi idéntica: 7,6 millones este domingo y 7,7 millones en 2015. Por consiguiente, en este momento la oposición iría a cualquier consulta polarizada con un piso de apoyo de más de 7 millones de votantes.
Sería casi imbatible, considerando que el chavismo solamente ha podido superar los 7 millones en tres ocasiones: las presidenciales de 2006, 2012 y 2013.
No obstante, los datos de la consulta del domingo revelan poco sobre los antiguos adeptos del chavismo que ha podido atraer la MUD en los últimos dos años.
Hubo grupos de chavistas disidentes que aseguraron estar de acuerdo con la consulta, pero no participaron porque se hicieron tres preguntas y no una sola sobre el rechazo a la Constituyente.
En unas elecciones polarizadas entre el PSUV y la MUD, parecería que la oposición podría atraer a parte de este electorado.
El gobierno ha generado un éxodo masivo
La consulta del domingo permitió tener un panorama sobre la cantidad de venezolanos que ha emigrado en los últimos años.
En las presidenciales de 2013 estaban inscritos para votar en el extranjero 100.495 personas. El domingo ese número fue superado solamente con la votación registrada en países como España o Estados Unidos.
En total 693.789 venezolanos se manifestaron desde el exterior, 11 veces más que los 62.311 que votaron en 2013. Cabe pensar que buena parte de esos electores sufragó en Venezuela en las parlamentarias de 2015, pues en las colas del extranjero había mucha gente con menos de un año en el exterior.