OPINIÓN| Recuperación y gasto público

Jacinto Marín

Para recuperar la economía hay tres posibles vías: a) incrementar la demanda de bienes y servicios, b) mejorar la oferta de los mismos y c) una combinación de a + b. Generalmente las recuperaciones vienen dadas por vía de la demanda, con base a estímulos fiscales y monetarios creados por los gobiernos, pero si la producción (oferta) no se corresponde con el incremento de la demanda por vía del gasto público, entonces habrá escasez de productos y por consiguiente surgirá la inflación y bien se sabe que con inflación el poder adquisitivo merma.

El motor principal del crecimiento económico es el aumento de la demanda, generado en gran parte por el gasto eficiente del gobierno. La gestión gubernamental debería plantearse en todo caso el propósito de la eficiencia para obtener muchos beneficios con pocos gastos, aunque la mayoría de los gobiernos no  sabe lo que es gastar con eficiencia y solo en situaciones excepcionales  practican la sensatez y la austeridad; es entonces cuando el gasto deficitario y prolongado en el tiempo es financiado con deuda y emisión de dinero.

Gastar ahora todo lo que se pueda para que sean los sucesores los que practiquen el recorte parece ser la norma, sin dejar de reconocer que el exceso de gasto solo se justifica en determinadas circunstancias y no por tiempo prolongado.

Reducir el gasto siempre es posible, dependiendo de la voluntad y el grado de concientización de los burócratas respecto a esa posibilidad. Basta observar la cantidad de empresas “zombi” y organismos públicos que no producen ni siquiera para pagar sus respectivas nóminas. Las empresas básicas de Guayana, por ejemplo, tienen varios años produciendo por debajo del 3% de su capacidad, pero mantienen una nómina de miles y miles de personas que cobran sueldos no generados por la producción. “Sincerar” el pago de nóminas debe ser un requisito para lograr una recuperación que sea también sincera, siendo además, una forma elemental para demostrar la administración eficiente de los recursos.

Si la producción no mejora ni se expande será muy difícil que la oferta aumente al mismo ritmo de la demanda, por cuya razón no habrá crecimiento positivo. Para mejorar y hacer expansiva la producción es indispensable disponer de ahorros, tanto en el sector público como en el privado, y allí surge la tranca porque si no hay reservas de capital la demanda y la oferta quedan estancadas.

Cuando los gobiernos gastan más de los ingresos que reciben, la capacidad de ahorro es inexistente y si la empresa privada también tiene mermada su capacidad de inversión la situación para la recuperación se torna más complicada. En Venezuela la capacidad de ahorrar está muy limitada, debido al bajo nivel de los intereses que ofrecen los bancos, entre otras razones, pero tampoco hay crédito porque el encaje legal sólo permite que la actividad crediticia no exceda el 15% de la disponibilidad. Esta limitación está afectando seriamente a la economía nacional en tanto que el crédito es una necesidad fundamental para el desarrollo socioeconómico.

Los gobernantes parece no estar dispuestos a fomentar el ahorro ni la eficiencia del gasto en sus administraciones; su disposición se orienta a pedir prestado para que la deuda sea cada vez mayor, sin hacer el esfuerzo necesario para reducirla, y dadas las dificultades que presenta el incremento de los impuestos como fuente de financiamiento.

El gobierno venezolano dice reiteradamente que tiene listos los motores de la economía y eso hace suponer que tiene los recursos financieros para reactivar el crecimiento económico, pero eso pudo ser años atrás cuando la producción petrolera y los precios del crudo estaban en picos altos y entonces era posible disponer de recursos financieros para  incrementar la demanda de bienes y servicios; ahora la situación es muy diferente. El gobierno no tiene recursos para incentivar la demanda y la empresa privada carece del capital necesario para nuevas inversiones que a su vez incrementarán la producción-oferta de bienes y servicios. De modo que hay grandes obstáculos para que la economía sea recuperada en el caso venezolano. Sin financiamiento la recuperación económica es cuesta arriba.

La mayor certeza es que tanto el Estado como el Mercado son determinantes para que haya desarrollo socioeconómico; son estamentos complementarios y nada excluyentes cuando ambos actúan bajo patrones de moderación.